Lectura Bíblica - Dia 87 - Jueves - 1 Samuel del Capítulo 11 al Capítulo 15
Lectura Bíblica - Dia 87 - Jueves - 1 Samuel del Capítulo 11 al Capítulo 15 - También en Audio
1 Samuel Capítulo 11
Nahas, rey de los hijos de Amón, oprimía amargamente a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén. Para esparcir terror y espanto en Israel, a cada uno de ellos les había arrancado el ojo derecho. No quedó ni uno de los hijos de Israel de allende, cuyo ojo derecho no hubiera sido arrancado por Nahas amonita, excepto siete mil hombres, que huyeron de los hijos de Amón y entraron en Jabes Galaad. Como un mes más tarde de esto, subió Nahas amonita y acampó contra Jabes Galaad. Y todos los hombres de Jabes dijeron a Nahas: Pacta con nosotros y te serviremos. Y Nahas amonita les respondió: Así pactaré con vosotros: Que a cada uno os arranque el ojo derecho, para que sirva de afrenta a todo Israel. Y los ancianos de Jabes le dijeron: Déjanos siete días para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel, y si no hay quien nos libre, nos rendiremos a ti. Cuando los mensajeros llegaron a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras a oídos del pueblo, y todo el pueblo alzó su voz y lloró. Y he aquí Saúl llegaba del campo tras los bueyes, y preguntó Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que lloran? Y le refirieron las palabras de los hombres de Jabes. Al oír estas palabras, el Espíritu de Elohim vino poderosamente sobre Saúl, y su ira se encendió en gran manera. Y tomando un par de bueyes, los cortó en pedazos y los repartió por todo el territorio de Israel mediante mensajeros, diciendo: Así será hecho con los bueyes del que no salga tras Saúl y tras Samuel. Y el temor de YHVH cayó sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre. Y les pasó revista en Bezec: los hijos de Israel eran trescientos mil, y los hombres de Judá treinta mil. Y dijeron a los mensajeros que habían llegado: Así diréis a los hombres de Jabes Galaad: Mañana, al calentar el sol, seréis librados. Y los mensajeros fueron y lo informaron a los hombres de Jabes, y ellos se alegraron. Y los de Jabes dijeron: Mañana saldremos a vosotros, y haréis con nosotros todo lo que bien os parezca. En la madrugada Saúl dispuso al pueblo en tres escuadrones, y en la vigilia de la mañana entraron en medio del campamento y atacaron a los amonitas hasta el calor del día; y el resto fue dispersado sin que quedaran dos de ellos juntos. Y el pueblo le dijo a Samuel: ¿Quién decía: ¿Reinará Saúl sobre nosotros? ¡Dadnos a esos hombres para darles muerte! Pero Saúl respondió: Ningún hombre será muerto en este día, porque YHVH ha dado hoy victoria en Israel. Y Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal y renovemos allí el reino. Y todo el pueblo fue a Gilgal, e hizo que Saúl reinara delante de YHVH en Gilgal. Y allí ofrecieron sacrificios de paz delante de YHVH; y Saúl y todos los hombres de Israel tuvieron allí gran regocijo. Entonces Samuel dijo a todo Israel: He aquí he escuchado vuestra voz en todo lo que me habéis dicho, y he hecho que un rey reine sobre vosotros.
1 Samuel Capítulo 12
Entonces Samuel dijo a todo Israel: He aquí he escuchado vuestra voz en todo lo que me habéis dicho, y he hecho que un rey reine sobre vosotros. Y ahora, he aquí vuestro rey marcha al frente de vosotros. Yo ya soy anciano y canoso, y he aquí mis hijos ante vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. Heme aquí. Testificad contra mí en presencia de YHVH y en presencia de su ungido: ¿De quién he tomado el buey o de quién he tomado asno? ¿A quién he extorsionado, o a quién he oprimido? ¿De mano de quién he aceptado soborno para que mis ojos se cegaran? Yo os lo devolvería. Le respondieron: No nos has extorsionado ni oprimido, ni has tomado nada de mano de hombre. Y él les dijo: YHVH es testigo contra vosotros, y su ungido es testigo en este día, de que no habéis hallado nada en mi mano. Y ellos respondieron: Es testigo. Y dijo Samuel al pueblo: YHVH es el que designó a Moisés y a Aarón, y el que hizo subir a vuestros padres de la tierra de Egipto. Ahora pues, presentaos, y haré un juicio con vosotros en presencia de YHVH sobre todos los actos justos que YHVH ha hecho con vosotros y con vuestros padres: Cuando Jacob llegó a Egipto, vuestros padres clamaron a YHVH, y YHVH envió a Moisés y a Aarón, quienes sacaron a vuestros padres de Egipto, y los hicieron habitar en este lugar. Pero ellos se olvidaron de YHVH su Elohim, y Él los vendió en mano de Sísara, jefe del ejército de Hazor, y en mano de los filisteos, y en mano del rey de Moab, los cuales tuvieron guerra contra ellos. Entonces ellos clamaron a YHVH, y dijeron: Hemos pecado, pues abandonamos a YHVH y hemos servido a los baales y a Astarot. ¡Líbranos ahora de la mano de nuestros enemigos, y te serviremos! Y YHVH envió a Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y os libró de mano de vuestros enemigos en derredor, y habitasteis con seguridad. Pero cuando visteis que Nahas, rey de los amonitas, venía contra vosotros, me dijisteis: ¡No! ¡Haya un rey que reine sobre nosotros! Aun cuando YHVH vuestro Elohim era vuestro Rey. Ahora pues, aquí tenéis al rey que habéis elegido, el cual habéis pedido. ¡He aquí, YHVH ha puesto rey sobre vosotros! Si teméis a YHVH y le servís, y obedecéis su voz y no sois rebeldes al dicho de YHVH, entonces viviréis en pos de YHVH vuestro Elohim, tanto vosotros como el rey que reine sobre vosotros. Pero si no obedecéis la voz de YHVH y sois rebeldes al dicho de YHVH, la mano de YHVH estará contra vosotros y contra vuestros padres. También ahora mismo presentaos y ved esta gran cosa que YHVH hace ante vuestros ojos: ¿No es ahora la cosecha del trigo? Invocaré a YHVH y Él dará truenos y un aguacero para que sepáis y veáis cuán grande es vuestra maldad que cometisteis ante los ojos de YHVH al pedir para vosotros rey. Entonces Samuel invocó a YHVH, y en aquel mismo día YHVH envió truenos y un aguacero; y todo el pueblo sintió un gran temor de YHVH y de Samuel. Y todo el pueblo dijo a Samuel: Ora por tus esclavos ante YHVH tu Elohim para que no muramos, porque a todos nuestros pecados, hemos añadido este mal de demandar para nosotros rey. Y Samuel dijo al pueblo: No temáis; vosotros habéis cometido toda esta maldad, sin embargo, no os apartéis de en pos de YHVH, sino servid a YHVH con todo vuestro corazón.
No os apartaréis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. Porque YHVH no abandonará a su pueblo, debido a su gran Nombre; pues YHVH ha querido haceros pueblo suyo. Así que, lejos esté de mí que peque contra YHVH cesando de orar por vosotros; antes yo os instruiré en el camino de la bondad y la rectitud. Solo que temáis a YHVH, y le sirváis de verdad con todo vuestro corazón, pues considerad cómo se ha engrandecido con vosotros. Pero si perseveráis en hacer el mal, seréis barridos, tanto vosotros como vuestro rey.
1 Samuel Capítulo 13
Saúl escogió para sí tres mil hombres de Israel, de los cuales dos mil quedaron con Saúl en Micmás y en la serranía de Bet-El, y mil con Jonatán en Gabaa de Benjamín. Y despidió al resto del pueblo cada uno a sus tiendas. Y Jonatán atacó la guarnición de los filisteos que estaba en Gabaa, y se enteraron los filisteos. Entonces Saúl hizo sonar el shofar por toda la tierra, diciendo: ¡Oigan los hebreos! Y todo Israel oyó decir que Saúl había atacado la guarnición de los filisteos, y que también Israel se había hecho abominable ante los filisteos. Y el pueblo fue convocado en Gilgal para seguir a Saúl. Y se reunieron los filisteos para guerrear contra Israel: tres mil carros y seis mil jinetes, y gente en multitud como la arena que está a la orilla del mar, los cuales subieron y acamparon en Micmás, al oriente de Bet-Avén. Cuando los hombres de Israel se vieron en peligro (porque el pueblo estaba en grave aprieto), se ocultaron en cuevas, en matorrales, entre peñascos, en fosas y en cisternas. Y algunos de los hebreos cruzaron el Jordán hacia la tierra de Gad y de Galaad, pero Saúl estaba aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando. Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había fijado, pero Samuel no llegaba a Gilgal, y el pueblo desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme el holocausto y las ofrendas de paz; y él mismo ofreció el holocausto. Cuando acababa de inmolar el holocausto, he aquí Samuel que llegaba, y Saúl le salió al encuentro para bendecirlo. Y Samuel le dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Como vi que el pueblo desertaba, y que tú no llegabas en los días fijados, y que los filisteos estaban reunidos en Micmás, me dije: Los filisteos descenderán ahora contra mí en Gilgal, y yo no he aplacado a YHVH. Así que me esforcé y ofrecí el holocausto. Y Samuel dijo a Saúl: ¡Has actuado neciamente! No has guardado el mandamiento que YHVH tu Elohim te ordenó, pues ahora YHVH hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reinado no será duradero. YHVH ha buscado para sí un hombre según su corazón, al cual YHVH ha designado como caudillo sobre su pueblo, porque tú no guardaste lo que YHVH te ordenó. Y Samuel se levantó y subió de Gilgal a Gabaa de Benjamín. Y Saúl pasó revista a la gente que se hallaba con él, como seiscientos hombres.
Así pues, Saúl y su hijo Jonatán, y el pueblo que se hallaba con ellos, permanecían en Gabaa de Benjamín; pero los filisteos habían acampado en Micmás; y del campamento de los filisteos salió una avanzada en tres escuadrones: un escuadrón se dirigió por el camino de Ofra hacia la tierra de Sual; el otro escuadrón marchó hacia Bet-Jorón, y el tercer escuadrón marchó hacia el territorio que mira al valle de Zeboim, hacia el desierto. Ahora bien, en toda la tierra de Israel no se encontraba ni un herrero, porque los filisteos habían dicho: Que los hebreos no se hagan espadas ni lanzas. Así que todos los de Israel tenían que bajar a los filisteos para afilar su reja, su azadón, su hacha o su hoz. Y el precio era un pim por la reja del arado, así como por la azada, o por la horquilla, o por las hachas, o por el arreglo de una aguijada. De tal manera aconteció que el día de la batalla no se hallaba ni una espada ni una lanza en mano de ninguno de los del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán, excepto Saúl y su hijo Jonatán, que sí las tenían. Y un destacamento de los filisteos salió hacia el paso de Micmás.
1 Samuel Capítulo 14
Aconteció, pues, cierto día, que Jonatán ben Saúl dijo a su joven escudero: Ven, pasemos al destacamento de los filisteos que está en aquel lado. Pero no se lo dijo a su padre. Y Saúl estaba en el límite de Gabaa, debajo del granado que hay en Migrón, y el pueblo que estaba con él era como de unos seiscientos hombres. Y Ahías ben Ahitob, hermano de Icabod ben Finees, hijo de Elí, sacerdote de YHVH en Silo, llevaba el efod; y el pueblo no sabía que Jonatán se había ido. Y entre los desfiladeros por donde Jonatán intentaba cruzar hacia el destacamento de los filisteos, había un peñón rocoso por un lado y un peñón rocoso del otro lado; uno de ellos se llamaba Bosés y el otro Sené. Un peñón se elevaba hacia el norte, frente a Micmás, y el otro hacia el sur frente a Gabaa. Y Jonatán dijo a su joven escudero: Ven, pasemos a la guarnición de esos incircuncisos. Quizá YHVH actúe por nosotros, porque para YHVH no hay impedimento en salvar con muchos o con pocos. Y su escudero le dijo: Haz todo lo que hay en tu corazón; pues he aquí estoy contigo a tu voluntad. Y Jonatán respondió: Mira: llegaremos hasta esos hombres y nos mostraremos ante ellos. Si nos dicen: ¡Estaos quietos hasta que os alcancemos! Entonces nos quedaremos en nuestro lugar y no subiremos a ellos. Pero si nos dicen así: ¡Subid a nosotros! Entonces subiremos, porque YHVH los ha entregado en nuestra mano, y eso nos será por señal. Ambos, pues, se mostraron a la guarnición de los filisteos, y los filisteos dijeron: ¡Ahí están los hebreos saliendo de las cuevas en que estaban escondidos! Y los hombres del destacamento gritaron a Jonatán y a su escudero, y dijeron: ¡Subid a nosotros, y os haremos saber una cosa! Y Jonatán dijo a su paje de armas: ¡Sube detrás de mí porque YHVH los ha entregado en mano de Israel! Y Jonatán trepó con pies y manos, y su escudero tras él. Y los que caían ante Jonatán, su escudero los remataba detrás de él. La primera matanza que hicieron Jonatán y su escudero fue de unos veinte hombres en el espacio de una media yugada de tierra. Y cundió el pánico en el campamento, en el campo, y entre toda la gente. Aun la guarnición y los de la avanzada se llenaron de pavor, y el país se estremeció y hubo un gran pánico de parte de Elohim. Y los atalayas de Saúl observaban desde Gabaa de Benjamín, y he aquí la multitud se agitaba, e iba de un lado a otro. Y dijo Saúl al pueblo que estaba con él: Pasad revista y mirad quién de los nuestros se ha ido. Entonces pasaron revista y vieron que faltaban Jonatán y su escudero. Y dijo Saúl a Ahías: Trae el efod (pues aquel día él llevaba el efod delante de Israel). Y mientras Saúl hablaba al sacerdote, el alboroto que había en el campamento de los filisteos iba aumentando en gran manera. Entonces Saúl dijo al sacerdote: ¡Retira tu mano! Y Saúl y todo el pueblo que estaba con él se movilizaron y llegaron a la batalla, y he aquí la espada de cada uno se había vuelto contra la de su compañero, y la turbación era muy grande. Y los hebreos que antes habían estado de parte de los filisteos, y habían subido con ellos al campamento, se volvieron para incorporarse a los israelitas que estaban con Saúl y Jonatán. Asimismo todos los israelitas que se habían escondido en la serranía de Efraín oyeron que los filisteos huían, y también ellos se unieron para perseguirlos en la batalla. Así YHVH salvó en aquel día a Israel. Y la batalla se extendió hasta Bet-Avén. Pero los hombres de Israel fueron puestos en apuros aquel día; pues Saúl había conjurado al pueblo, diciendo: ¡Maldito aquel que coma alimento antes de anochecer, para que yo tome venganza de mis enemigos! Por lo cual ni uno del pueblo probó bocado. Y todo el pueblo llegó a un bosque donde había miel sobre la superficie del suelo. Y el pueblo entró en el bosque, y he aquí destilaba miel, pero no hubo quien acercara la mano a la boca, pues el pueblo temía al juramento. Pero Jonatán no había oído cuando su padre conjuró al pueblo, por lo cual extendió la punta de una vara que tenía en la mano, y la metió en un panal de miel y se llevó la mano a la boca, y sus ojos se le aclararon. Entonces uno del pueblo habló, y dijo: Tu padre conjuró expresamente al pueblo, diciendo: ¡Maldito el que hoy coma pan! Y el pueblo desfallecía. Y respondió Jonatán: Mi padre ha turbado al país. ¡Mirad cómo mis ojos brillan por haber probado un poco de esta miel! ¡Cuánto más si el pueblo hubiera hoy comido libremente del despojo que halló de sus enemigos! ¿No hubiera habido una matanza mucho mayor entre los filisteos? Aquel día derrotaron a los filisteos desde Micmás hasta Ajalón, pero el pueblo se cansó en gran manera, y se desvió tras el despojo. Y tomaron ovejas y vacas y becerros y los degollaron en el suelo, y el pueblo los comió con la sangre. Y avisaron a Saúl, diciendo: ¡He aquí el pueblo peca contra YHVH comiendo con la sangre! Y él respondió: Habéis sido infieles. Haced rodar hasta aquí una piedra grande hoy mismo. Después Saúl añadió: Dispersaos entre el pueblo, y decidles que cada uno me traiga su buey, y cada uno su oveja, y degolladlos aquí, para que comáis y no pequéis contra YHVH comiendo con la sangre. Y aquella noche todo el pueblo llevó su buey, cada uno personalmente, y los degollaron allí. Y Saúl erigió un altar a YHVH. Y ese fue el primer altar que él edificó a YHVH. Luego Saúl dijo: Bajemos de noche contra los filisteos, y saqueémoslos hasta el amanecer, y no dejemos de ellos ni un hombre. Y ellos dijeron: Haz todo lo que te parezca bien. Pero el sacerdote dijo: Acerquémonos aquí ante Ha-Elohim. Y Saúl consultó a Elohim: ¿Debo bajar contra los filisteos? ¿Los entregarás en mano de Israel? Pero no le dio respuesta aquel día. Entonces Saúl dijo: Acercaos aquí, todos vosotros principales del pueblo, y averiguad y ved por quién se ha cometido este pecado hoy, pues ¡vive YHVH, Salvador de Israel, que aunque sea por mi hijo Jonatán, de cierto él morirá! Pero en todo el pueblo no hubo quien le contestara. Dijo luego a todo Israel: Vosotros estaréis a un lado, y yo y mi hijo Jonatán estaremos a otro lado. Y el pueblo respondió a Saúl: Haz lo que bien te parezca. Y dijo Saúl a YHVH: Oh YHVH, Elohim de Israel, ¿por qué no has respondido hoy a tu esclavo? Si el pecado está en mí o en mi hijo Jonatán, oh Elohim de Israel, da Urim; si el pecado está en tu pueblo Israel, da Tumim. Y la suerte cayó sobre Jonatán y Saúl, y el pueblo quedó fuera. Y Saúl dijo: Echad suertes entre mí y mi hijo Jonatán. Y fue tomado Jonatán. Entonces Saúl dijo a Jonatán: Declárame lo que has hecho. Y Jonatán se lo declaró, y dijo: Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que llevaba en mi mano; ¿y he de morir? Y Saúl respondió: ¡Así me haga Elohim y aún me añada, que sin duda morirás, Jonatán! Pero el pueblo dijo a Saúl: ¿Ha de morir Jonatán, que ha hecho esta gran liberación en Israel? ¡Que no sea así! ¡Vive YHVH que no caerá a tierra ni un cabello de su cabeza, pues con ayuda de Elohim ha actuado en este día! Así el pueblo libró a Jonatán, y este no murió. Enseguida Saúl dejó de perseguir a los filisteos, y los filisteos se fueron a su lugar. Así alcanzó Saúl el reinado sobre Israel, y combatió a todos sus enemigos en derredor: contra Moab, contra los hijos de Amón, contra Edom, contra los reyes de Sobá y contra los filisteos. Dondequiera que iba, vencía. Y formó un ejército, y destruyó a Amalec, y libró a Israel de mano de los que lo asolaban. Hijos de Saúl fueron Jonatán, Esh-Baal y Malquisúa, y los nombres de sus dos hijas eran: el nombre de la mayor, Merab, y el nombre de la menor, Mical. El nombre de la mujer de Saúl era Ahinoam, hija de Aimaas. Y el nombre del capitán de su ejército era Abner ben Ner, tío de Saúl. Porque Cis, padre de Saúl, y Ner, padre de Abner, eran hijos de Abiel. Y todos los días de Saúl hubo dura guerra contra los filisteos, y cuando Saúl veía algún hombre valiente o algún hombre fuerte, lo tomaba para sí.
1 Samuel Capítulo 15
Samuel dijo a Saúl: YHVH me envió a que te ungiera por rey sobre su pueblo, sobre Israel. Por tanto escucha ahora la voz de las palabras de YHVH. Así dice YHVH Sebaot: Me acuerdo de lo que Amalec hizo a Israel: cómo se interpuso en el camino cuando salieron de Egipto. Ve ahora y ataca a Amalec; dedicad al exterminio todo lo suyo sin tenerle compasión. Harás morir desde el hombre hasta la mujer, desde el niño hasta el lactante, buey y oveja, camello y asno. Convocó, pues, Saúl al pueblo, y le pasó revista en Telaim: Doscientos mil infantes, y diez mil hombres de Judá. Y Saúl fue a la ciudad de Amalec, y se puso al acecho en el valle. Y dijo Saúl a los ceneos: Apartaos de entre los amalecitas para que no os destruya juntamente con ellos, por cuanto hicisteis misericordia con todos los hijos de Israel cuando salieron de Egipto. Y el ceneo se apartó de en medio de Amalec. Y Saúl derrotó a los amalecitas desde Havilá hasta llegar a Shur, frente a Egipto. Y capturó vivo a Agag, rey de Amalec, y exterminó a todo el pueblo a filo de espada. Pero Saúl y el pueblo dejaron vivo a Agag, y no quisieron destruir lo mejor de las ovejas, y de la vacada, y de los animales engordados, y de los carneros, y de todo lo bueno; solamente destruyeron lo inservible y sin valor. Entonces vino palabra de YHVH a Samuel, diciendo: Me pesa haber designado a Saúl como rey, porque ha dejado de seguirme, y no ha cumplido mis mandamientos. Y Samuel se apesadumbró, y clamó a YHVH toda aquella noche. Y madrugó Samuel para ir al encuentro de Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl llegó al Carmelo, y he aquí se erigió un monumento, y después volviendo, ha pasado bajando a Gilgal. Entonces Samuel fue a Saúl, y Saúl le dijo: ¡Bendito seas de YHVH! ¡He cumplido el mandato de YHVH! Pero Samuel le respondió: ¿Entonces qué es ese balido de ovejas que hay en mis oídos, y el mugido de vacas que estoy oyendo? Y Saúl dijo: Los han traído de los amalecitas, porque el pueblo dejó aparte lo mejor de las ovejas y de las vacas, para sacrificarlas a YHVH tu Elohim; pero hemos destruido el resto totalmente. Samuel respondió a Saúl: Detente, y te declararé lo que YHVH me dijo anoche. Entonces él le respondió: Habla. Samuel le dijo: Aunque eras pequeño ante tus propios ojos, ¿no eres cabeza de las tribus de Israel? Y YHVH te ungió por rey sobre Israel, y YHVH te envió a una misión, y dijo: Ve, y extermina por completo a los pecadores, a Amalec, y haz guerra contra ellos hasta exterminarlos. ¿Por qué entonces no escuchaste la voz de YHVH, y te has precipitado sobre el botín, y has hecho lo malo ante los ojos de YHVH? Y Saúl respondió a Samuel: Al contrario, obedecí la voz de YHVH, y fui por el camino que YHVH me envió, y he traído a Agag, rey de Amalec, y he destruido por completo a los amalecitas. Pero el pueblo ha tomado ovejas y vacas del despojo, las primicias del anatema, para sacrificarlas a YHVH tu Elohim en Gilgal. Y respondió Samuel: ¿Se complace YHVH en holocaustos y sacrificios, como en la obediencia a la voz de YHVH? He aquí, el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención es mejor que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebeldía, y como la idolatría y el culto de imágenes la obstinación. Puesto que has rechazado la palabra de YHVH, Él también te ha rechazado como rey. Y Saúl respondió a Samuel: He pecado; ciertamente he transgredido el dicho de YHVH y tus palabras, porque temí al pueblo y obedecí la voz de ellos. Y ahora te ruego que cargues con mi pecado y vuelvas conmigo para que pueda postrarme ante YHVH. Y Samuel dijo a Saúl: No volveré contigo, porque has rechazado la palabra de YHVH, y YHVH te ha rechazado como rey de Israel. Entonces, cuando Samuel se volvía para irse, él se aferró del extremo de su manto, y este se rasgó. Y Samuel le dijo: ¡YHVH ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú! Además, la Gloria de Israel no miente ni se arrepiente, porque no es hombre para que se arrepienta. Y él dijo: He pecado; pero te ruego que me honres ahora ante los ancianos de mi pueblo y ante Israel, y regreses conmigo para que pueda postrarme ante YHVH tu Elohim. Volvió, pues, Samuel tras Saúl, y Saúl se postró ante YHVH. Luego Samuel dijo: ¡Traedme a Agag rey de Amalec! Y Agag fue a él atado. Y decía Agag: ¿Así amarga es la muerte? Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a mujeres sin hijos, así tu madre estará sin hijo entre las mujeres. Y Samuel degolló a Agag en presencia de YHVH en Gilgal. Luego Samuel fue a Ramá, y Saúl subió a su casa en Gabaa de Saúl. Y Samuel nunca más volvió a ver a Saúl hasta el día de su muerte. Pero Samuel lamentaba a Saúl, porque a YHVH le pesaba haber hecho reinar a Saúl sobre Israel.
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