Estudio Bíblico 1ª de Samuel del Capítulo 6 al 10

Información histórica y contextual

El libro de 1 Samuel forma parte de los libros históricos del Antiguo Testamento, que narran la historia de Israel desde el período de los jueces hasta el exilio babilónico. El autor del libro es desconocido, aunque la tradición judía lo atribuye al profeta Samuel, que fue el último de los jueces y el primer ungidor de reyes en Israel. El libro fue escrito probablemente entre los siglos X y VII a.C., y refleja la transición de Israel de una teocracia a una monarquía.

El texto que vamos a analizar abarca desde el capítulo 6 al capítulo 10, y se centra en la figura de Saúl, el primer rey de Israel. El contexto histórico en el que se desarrollan los acontecimientos es el de la lucha de Israel contra los filisteos, un pueblo que habitaba en la costa mediterránea y que amenazaba constantemente la estabilidad y la seguridad de Israel. Los filisteos habían capturado el arca del pacto, el símbolo más sagrado de la presencia y el poder de Dios entre su pueblo, y la habían llevado a su territorio como un trofeo de guerra. Sin embargo, el arca les trajo plagas y calamidades, por lo que decidieron devolverla a Israel con una ofrenda de oro. El arca fue recibida con alegría por los israelitas, pero también causó la muerte de algunos que la profanaron con su curiosidad.

En este contexto, Samuel, que era el líder espiritual y político de Israel, convocó al pueblo para renovar su pacto con Dios y para pedirle ayuda contra los filisteos. Dios respondió con un trueno que dispersó a los enemigos y dio la victoria a Israel. Samuel erigió una piedra conmemorativa llamada Eben-ezer, que significa “hasta aquí nos ayudó Jehová”.

Sin embargo, el pueblo no estaba satisfecho con el gobierno de Samuel ni con el de sus hijos, que eran corruptos e injustos. Por eso, le pidieron a Samuel que les diera un rey como las demás naciones. Samuel se entristeció por esta petición, pues consideraba que era un rechazo a Dios como su único rey. Pero Dios le dijo a Samuel que accediera al deseo del pueblo, pero que les advirtiera de las consecuencias negativas de tener un rey humano.

Samuel obedeció a Dios y anunció al pueblo las exigencias y los abusos que tendría un rey sobre ellos. Sin embargo, el pueblo insistió en tener un rey para ser como las demás naciones y para tener alguien que los guiara y defendiera en la guerra.

Entonces Dios le reveló a Samuel quién sería el primer rey de Israel: Saúl, un joven alto y apuesto de la tribu de Benjamín. Samuel lo encontró cuando buscaba unas asnas perdidas y lo ungió con aceite como señal de su elección divina. Luego le dio algunas señales para confirmar su llamado y le profetizó que recibiría el Espíritu de Dios y se convertiría en otro hombre.

Después, Samuel convocó al pueblo en Mizpa para presentarles al nuevo rey. Mediante un sorteo divino, Saúl fue elegido entre todas las tribus y clanes de Israel. Algunos lo aclamaron con entusiasmo, pero otros lo despreciaron y no le trajeron regalos.

Poco después, Saúl tuvo su primera prueba como rey cuando los amonitas sitiaron a Jabes-galaad, una ciudad israelita al este del Jordán. Los amonitas exigieron que los habitantes se rindieran y se sacaran el ojo derecho como tributo. Los jabesitas pidieron un plazo de siete días para buscar ayuda entre sus hermanos israelitas.

Cuando Saúl se enteró de esta situación, se llenó del Espíritu de Dios y se indignó. Cortó en pedazos dos bueyes y los envió por todo Israel con un mensaje: “Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel”. El pueblo se movilizó y siguió a Saúl, que los organizó en tres compañías y atacó a los amonitas de noche, causándoles una gran derrota. Así, Saúl salvó a Jabes-galaad y confirmó su autoridad como rey.

Entonces Samuel convocó al pueblo en Gilgal para renovar el reino y ofrecer sacrificios a Dios. Allí, el pueblo reconoció a Saúl como su rey y lo celebró con alegría. Samuel aprovechó la ocasión para hacer un discurso en el que repasó la historia de Israel y su fidelidad a Dios, y les recordó que habían pecado al pedir un rey. Sin embargo, les dijo que si temían a Dios y le obedecían, tanto ellos como su rey serían bendecidos. Pero si se rebelaban contra Dios y hacían lo malo, serían castigados. Para demostrar que Dios estaba de acuerdo con sus palabras, Samuel invocó un trueno y una lluvia extraordinarios que asustaron al pueblo. El pueblo se arrepintió de haber pedido un rey y pidió a Samuel que intercediera por ellos. Samuel les aseguró que Dios no los desampararía, sino que los trataría según su conducta. Les exhortó a servir a Dios con todo su corazón y a no apartarse de él.

Análisis del texto

El texto que hemos revisado se puede dividir en cinco secciones principales:

  • La devolución del arca por parte de los filisteos (1 Samuel 6:1-21)
  • La victoria de Israel sobre los filisteos con la ayuda de Dios (1 Samuel 7:1-17)
  • La petición del pueblo de tener un rey (1 Samuel 8:1-22)
  • La unción de Saúl como rey (1 Samuel 9:1-10:16)
  • La proclamación de Saúl como rey (1 Samuel 10:17-27)

En cada una de estas secciones se pueden identificar algunas palabras clave, temas principales y aspectos estructurales que nos ayudan a comprender el significado del texto.

La devolución del arca por parte de los filisteos (1 Samuel 6:1-21)

En esta sección se narra cómo los filisteos decidieron devolver el arca del pacto a Israel después de haberla capturado en la batalla de Afec (1 Samuel 4:1-11) y haberla llevado por varias ciudades de su territorio (1 Samuel 5:1-12). El arca era el símbolo más sagrado de la presencia y el poder de Dios entre su pueblo, y contenía las tablas de la ley, una vasija con maná y la vara de Aarón (Hebreos 9:4). Los filisteos pensaron que al tener el arca podrían someter al Dios de Israel, pero se equivocaron. El arca les trajo plagas y calamidades, como tumores, ratas y muerte. Por eso, buscaron la forma de librarse de ella.

Algunas palabras clave que aparecen en esta sección son:

  • Arca: Se refiere al arca del pacto o del testimonio, que era un cofre rectangular de madera cubierto de oro, con dos querubines en la tapa. El arca representaba la presencia y el poder de Dios entre su pueblo, y se guardaba en el lugar santísimo del tabernáculo o del templo. El arca era tan sagrada que nadie podía tocarla ni verla sin morir (Números 4:15; 2 Samuel 6:6-7). El término hebreo para arca es aron, que significa “cofre” o “caja”.
  • Filisteos: Eran un pueblo que habitaba en la costa mediterránea, al sur de Canaán. Eran descendientes de Cam, hijo de Noé (Génesis 10:14). Eran guerreros y comerciantes, y tenían una cultura avanzada. Eran politeístas y adoraban a dioses como Dagón, Baal o Astarté. Eran los principales enemigos de Israel en la época de los jueces y los primeros reyes. El término hebreo para filisteo es pelishtim, que significa “inmigrantes” o “extranjeros”.
  • Ofrenda: Se refiere al regalo o donativo que los filisteos hicieron a Dios para aplacar su ira y obtener su favor. Consistía en cinco tumores de oro y cinco ratas de oro, que representaban las plagas que habían sufrido por culpa del arca. La ofrenda era una forma de reconocer la superioridad del Dios de Israel sobre sus dioses, y de pedirle perdón por haber profanado su arca. El término hebreo para ofrenda es asham, que significa “culpa” o “reparación”.
  • Algunos temas principales que se pueden observar en esta sección son:

    • El poder y la santidad de Dios: El texto muestra cómo Dios es capaz de defender su gloria y su honor frente a los enemigos de su pueblo. Dios no necesita de la ayuda humana para vencer a los filisteos, sino que él mismo les envía plagas y calamidades que los hacen reconocer su soberanía. Dios también demuestra su santidad al castigar a los que profanan su arca, tanto entre los filisteos como entre los israelitas. Nadie puede tratar con ligereza el símbolo de su presencia sin sufrir las consecuencias.
    • La idolatría y el arrepentimiento: El texto también muestra cómo los filisteos eran idólatras y adoraban a falsos dioses, como Dagón, al que pusieron el arca junto a su estatua. Sin embargo, Dios humilló a Dagón al hacerlo caer y romperse ante el arca. Los filisteos se dieron cuenta de que habían ofendido al Dios verdadero y buscaron la forma de devolver el arca con una ofrenda. Aunque su arrepentimiento no fue sincero ni completo, pues siguieron adorando a sus ídolos, al menos mostraron un gesto de respeto y temor hacia el Dios de Israel.

    Un aspecto estructural que se puede destacar en esta sección es el uso de la numerología. El número cinco se repite varias veces en el texto, como en los cinco tumores, las cinco ratas, las cinco ciudades filisteas, los cinco príncipes filisteos y los cinco meses que tuvieron el arca. El número cinco simboliza la gracia o el favor de Dios, pero también el juicio o la disciplina de Dios. En este caso, parece indicar que Dios les dio una oportunidad de arrepentirse y de recibir su misericordia, pero también que les hizo sentir su ira y su justicia.

    La victoria de Israel sobre los filisteos con la ayuda de Dios (1 Samuel 7:1-17)

    En esta sección se narra cómo Israel recuperó el arca del pacto y la llevó a Quiriat-jearim, una ciudad al noroeste de Jerusalén. Allí, el arca permaneció durante veinte años bajo el cuidado de Abinadab y su hijo Eleazar. Durante ese tiempo, Samuel se convirtió en el líder espiritual y político de Israel, y exhortó al pueblo a abandonar sus ídolos y a servir solo a Dios. El pueblo escuchó la voz de Samuel y se congregó en Mizpa para renovar su pacto con Dios y para pedirle ayuda contra los filisteos, que volvieron a atacarlos. Dios respondió con un trueno que dispersó a los filisteos y dio la victoria a Israel. Samuel erigió una piedra conmemorativa llamada Eben-ezer, que significa “hasta aquí nos ayudó Jehová”.

    Algunas palabras clave que aparecen en esta sección son:

    • Samuel: Se refiere al profeta Samuel, que fue el último de los jueces y el primer ungidor de reyes en Israel. Su nombre significa “Dios ha oído” o “nombre de Dios”. Era hijo de Elcana y Ana, una mujer estéril que le pidió a Dios un hijo con fervor (1 Samuel 1:1-28). Dios le concedió su petición y Ana lo dedicó al servicio del Señor desde niño (1 Samuel 2:1-11). Samuel creció bajo la tutela del sacerdote Elí en Silo, donde estaba el tabernáculo. Allí recibió su primera revelación divina cuando era joven (1 Samuel 3:1-21). Samuel fue un hombre fiel e íntegro, que juzgó a Israel con justicia y que intercedió por el pueblo ante Dios. También fue un profeta que anunció la palabra de Dios y que ungió a Saúl y a David como reyes de Israel (1 Samuel 9:1-10:16; 16:1-13).
    • Mizpa: Se refiere al lugar donde se reunieron los israelitas para renovar su pacto con Dios y para pedirle ayuda contra los filisteos. Mizpa significa “atalaya” o “mirador”. Era una ciudad situada en la montaña de Efraín, al norte de Jerusalén. Era un lugar estratégico desde el punto de vista militar y religioso, pues desde allí se podía observar el territorio enemigo y también se podía ofrecer sacrificios a Dios. Mizpa fue el escenario de varios acontecimientos importantes en la historia de Israel, como la elección de Saúl como rey (1 Samuel 10:17-27), la asamblea de los hijos de Israel después del cautiverio babilónico (Esdras 2:1; Nehemías 7:6) y la rebelión de Gedalías contra el rey de Babilonia (2 Reyes 25:23-26; Jeremías 40:6-41:18).
    • Eben-ezer: Se refiere a la piedra conmemorativa que Samuel erigió después de la victoria sobre los filisteos. Eben-ezer significa “piedra de ayuda” o “piedra del socorro”. Era un lugar situado entre Mizpa y Sen, cerca de Afec, donde los israelitas habían sido derrotados por los filisteos anteriormente (1 Samuel 4:1-11). La piedra era un testimonio del poder y la fidelidad de Dios, que había ayudado a su pueblo a vencer a sus enemigos. La piedra también era un recordatorio para las generaciones futuras de la necesidad de confiar en Dios y de agradecerle por sus beneficios.

    Algunos temas principales que se pueden observar en esta sección son:

    • El arrepentimiento y la renovación del pacto: El texto muestra cómo Israel se arrepintió de su idolatría y volvió a Dios bajo el liderazgo de Samuel. El pueblo reconoció su pecado y se deshizo de sus ídolos, como Baal y Astarté, que eran dioses cananeos relacionados con la fertilidad y la guerra. El pueblo también se congregó en Mizpa para ayunar, orar y ofrecer sacrificios a Dios, como señal de su humillación y su consagración. El pueblo renovó su pacto con Dios, es decir, su compromiso de obedecerle y servirle como su único Señor. El pacto era una relación especial entre Dios e Israel, basada en el amor, la fidelidad y la justicia.
    • La liberación y la victoria por parte de Dios: El texto también muestra cómo Dios liberó a Israel del poder de los filisteos, que habían sido una amenaza constante para su seguridad y su identidad. Dios escuchó el clamor de su pueblo y les dio una señal sobrenatural de su presencia y su ayuda: un trueno que causó pánico entre los filisteos y los hizo huir. Dios también dio sabiduría y valor a Samuel y a los israelitas para perseguir y derrotar a los filisteos. Dios demostró que él era el verdadero rey de Israel, que los protegía y los salvaba.

    Un aspecto estructural que se puede destacar en esta sección es el uso del contraste. El texto contrasta la situación de Israel antes y después de volver a Dios. Antes, Israel estaba oprimido por los filisteos, alejado de Dios por sus ídolos, sin líder ni dirección. Después, Israel estaba libre de los filisteos, cerca de Dios por su arrepentimiento, con Samuel como líder y con Eben-ezer como dirección. El texto también contrasta la actitud de los filisteos antes y después del trueno divino. Antes, los filisteos estaban confiados en su superioridad militar y en su oportunidad de vengarse de Israel. Después, los filisteos estaban atemorizados por el poder sobrenatural de Dios y en desventaja frente a Israel.

    La petición del pueblo de tener un rey (1 Samuel 8:1-22)

    En esta sección se narra cómo el pueblo le pidió a Samuel que les diera un rey como las demás naciones. El pueblo no estaba satisfecho con el gobierno de Samuel ni con el de sus hijos, que eran corruptos e injustos. Por eso, querían tener un rey humano que los guiara y defendiera en la guerra. Samuel se entristeció por esta petición, pues consideraba que era un rechazo a Dios como su único rey. Pero Dios le dijo a Samuel que accediera al deseo del pueblo, pero que les advirtiera de las consecuencias negativas de tener un rey humano.

    Algunas palabras clave que aparecen en esta sección son:

    • Rey: Se refiere al gobernante supremo de una nación o un territorio, que ejerce el poder político, militar y judicial sobre sus súbditos. El rey era el representante de Dios en la tierra, y debía gobernar con justicia, sabiduría y piedad. El rey también era el líder militar, que debía proteger a su pueblo de los enemigos externos e internos. El rey era el responsable de mantener el orden y la prosperidad en su reino. El término hebreo para rey es melek, que significa “soberano” o “monarca”.
    • Naciones: Se refiere a los pueblos o grupos étnicos que habitaban en la tierra de Canaán o en sus alrededores, y que tenían una cultura, una religión y una organización política distintas de las de Israel. Algunas de estas naciones eran los cananeos, los amorreos, los hititas, los ferezeos, los jebuseos, los filisteos, los moabitas, los amonitas, los edomitas, los arameos, los asirios y los babilonios. Estas naciones eran consideradas paganas e impuras por Israel, y a menudo entraban en conflicto con ellos por cuestiones territoriales o religiosas. El término hebreo para nación es goi, que significa “gente” o “pueblo”.
    • Ancianos: Se refiere a los representantes o líderes de las tribus, clanes o familias de Israel, que tenían autoridad y respeto por su edad y experiencia. Los ancianos eran los encargados de administrar la justicia, resolver los conflictos, transmitir las tradiciones y aconsejar al pueblo. Los ancianos también formaban parte del consejo o la asamblea de Israel, que era el órgano político y religioso que tomaba las decisiones importantes para la nación. Los ancianos eran los portavoces del pueblo ante Samuel y ante Dios. El término hebreo para anciano es zaqen, que significa “viejo” o “venerable”.

    Algunos temas principales que se pueden observar en esta sección son:

    • La rebelión y el rechazo al gobierno de Dios: El texto muestra cómo el pueblo se rebeló contra el gobierno de Dios y lo rechazó como su único rey. El pueblo no estaba contento con el gobierno de Samuel ni con el de sus hijos, que eran corruptos e injustos. El pueblo tampoco confiaba en el poder y la protección de Dios frente a sus enemigos. Por eso, el pueblo quiso imitar a las demás naciones y tener un rey humano que los guiara y defendiera en la guerra. El pueblo ignoró la advertencia de Samuel sobre las consecuencias negativas de tener un rey humano, como la opresión, la explotación y la esclavitud. El pueblo prefirió tener un rey visible y tangible que un rey invisible e intangible.
    • La soberanía y la paciencia de Dios: El texto también muestra cómo Dios fue soberano y paciente con su pueblo rebelde. Dios permitió que el pueblo tuviera un rey humano según su voluntad, pero no sin antes advertirles de las consecuencias. Dios también le dijo a Samuel que no se entristeciera por el rechazo del pueblo, pues en realidad lo estaban rechazando a él. Dios no abandonó a su pueblo ni lo castigó por su pecado, sino que siguió cuidando de él y guiándolo a través de Samuel y del futuro rey.

    Un aspecto estructural que se puede destacar en esta sección es el uso del diálogo. El texto presenta varios diálogos entre diferentes personajes: entre los ancianos y Samuel (1 Samuel 8:4-5), entre Samuel y Dios (1 Samuel 8:6-9; 8:21-22), entre Samuel y el pueblo (1 Samuel 8:10-20). Estos diálogos revelan las intenciones, los sentimientos y las actitudes de cada uno de ellos. Los ancianos expresan su deseo de tener un rey, Samuel expresa su tristeza y su obediencia, Dios expresa su soberanía y su paciencia, el pueblo expresa su insistencia y su rebeldía. Los diálogos también muestran la relación entre los personajes: los ancianos respetan a Samuel, Samuel consulta a Dios, Dios habla a Samuel, el pueblo desoye a Samuel.

    La unción de Saúl como rey (1 Samuel 9:1-10:16)

    En esta sección se narra cómo Dios le reveló a Samuel quién sería el primer rey de Israel: Saúl, un joven alto y apuesto de la tribu de Benjamín. Samuel lo encontró cuando buscaba unas asnas perdidas y lo ungió con aceite como señal de su elección divina. Luego le dio algunas señales para confirmar su llamado y le profetizó que recibiría el Espíritu de Dios y se convertiría en otro hombre.

    Algunas palabras clave que aparecen en esta sección son:

    • Saúl: Se refiere al primer rey de Israel, que fue elegido por Dios a través de Samuel. Su nombre significa “pedido” o “deseado”. Era hijo de Cis, un hombre rico y valiente de la tribu de Benjamín. Era alto y apuesto, y destacaba entre todos los israelitas. Era humilde y modesto, y al principio no se sentía digno ni capaz de ser rey. Sin embargo, recibió el Espíritu de Dios y se convirtió en otro hombre. Fue un rey valiente y exitoso al principio, pero luego se volvió desobediente y rebelde a Dios. El término hebreo para Saúl es Sha’ul, que deriva de la raíz sha’al, que significa “pedir” o “preguntar”.
    • Ungir: Se refiere al acto de derramar aceite sobre la cabeza o el cuerpo de una persona o un objeto como señal de consagración, bendición o autoridad. El aceite simbolizaba el Espíritu de Dios, que daba sabiduría, poder y gracia a los ungidos. Los ungidos eran personas o cosas que tenían una función especial o sagrada para Dios, como los sacerdotes, los profetas, los reyes, el tabernáculo o el arca. El término hebreo para ungir es mashach, que significa “frotar” o “untar”.
    • Señales: Se refiere a los acontecimientos sobrenaturales o extraordinarios que Dios usó para confirmar el llamado y la elección de Saúl como rey. Estas señales eran predicciones que Samuel le hizo a Saúl sobre lo que le iba a pasar en su camino de regreso a su casa. Estas señales eran: encontrar dos hombres que le dirían que las asnas habían sido halladas (1 Samuel 10:2), encontrar tres hombres que le darían dos panes (1 Samuel 10:3-4), llegar al collado de Dios donde había una guarnición filistea y encontrar una compañía de profetas que le harían profetizar (1 Samuel 10:5-6). Estas señales eran una forma de demostrar que Dios estaba con Saúl y que lo había escogido para ser rey. El término hebreo para señal es ot, que significa “marca” o “indicación”.

    Algunos temas principales que se pueden observar en esta sección son:

  • La providencia y la elección de Dios: El texto muestra cómo Dios fue providente y escogió a Saúl para ser el primer rey de Israel. Dios usó las circunstancias aparentemente casuales de la pérdida y la búsqueda de las asnas para hacer que Saúl se encontrara con Samuel. Dios también le dio a Samuel una revelación previa sobre la identidad y el aspecto de Saúl. Dios también le dio a Saúl varias señales para confirmar su llamado y su elección. Dios también le dio a Saúl el Espíritu Santo para transformarlo en otro hombre.
  • La responsabilidad y la humildad de Saúl: El texto también muestra cómo Saúl fue responsable y humilde al aceptar el llamado y la elección de Dios para ser rey. Saúl no buscó ni ambicionó el poder, sino que lo recibió como un don de Dios. Saúl obedeció las instrucciones de Samuel y siguió las señales que Dios le dio. Saúl no se jactó ni se enorgulleció de su unción, sino que la ocultó a su familia y a su pueblo. Saúl se mostró modesto y respetuoso ante Samuel y ante Dios.
  • Un aspecto estructural que se puede destacar en esta sección es el uso de la ironía. El texto presenta varios elementos irónicos que contrastan la realidad con la apariencia o la expectativa. Por ejemplo, Saúl era de la tribu de Benjamín, la más pequeña y débil de Israel, pero fue elegido para ser el rey más alto y apuesto de todos. Saúl salió a buscar unas asnas perdidas, pero encontró un reino ganado. Saúl fue ungido como rey, pero se escondió entre el equipaje cuando fue proclamado. Estos elementos irónicos muestran que Dios actúa de forma sorprendente e inesperada, y que elige a los débiles para avergonzar a los fuertes (1 Corintios 1:27).

    La proclamación de Saúl como rey (1 Samuel 10:17-27)

    En esta sección se narra cómo Samuel convocó al pueblo en Mizpa para presentarles al nuevo rey. Mediante un sorteo divino, Saúl fue elegido entre todas las tribus y clanes de Israel. Algunos lo aclamaron con entusiasmo, pero otros lo despreciaron y no le trajeron regalos.

    Algunas palabras clave que aparecen en esta sección son:

    • Sorteo: Se refiere al método que se usaba para tomar decisiones importantes o para revelar la voluntad de Dios. Consistía en lanzar piedras, flechas o palillos con marcas o colores distintos, y observar el resultado. Se creía que el sorteo era dirigido por Dios, y que reflejaba su elección o su juicio. El sorteo se usaba para repartir la tierra entre las tribus (Josué 18:6-10), para designar los turnos de los sacerdotes (1 Crónicas 24:5), para descubrir al culpable de una falta (Jonás 1:7) o para elegir al rey (1 Samuel 10:20-21). El término hebreo para sorteo es goral, que significa “piedra” o “pequeña” o “suerte”.
    • Tribu: Se refiere a cada uno de los doce grupos étnicos o familiares que formaban el pueblo de Israel. Cada tribu descendía de uno de los doce hijos de Jacob, también llamado Israel, que eran: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, José y Benjamín. Cada tribu tenía su propio territorio, su propia historia y su propia identidad. Algunas tribus eran más numerosas y poderosas que otras, como Judá o Efraín. Las tribus se unían para defenderse de los enemigos comunes o para adorar a Dios en el santuario central. El término hebreo para tribu es shebet, que significa “vara” o “cetro” o “rama”.
    • Clan: Se refiere a cada uno de los subgrupos o familias que formaban parte de una tribu. Cada clan descendía de un antepasado común dentro de la tribu, y tenía su propio nombre y su propia genealogía. Cada clan tenía su propia porción de tierra dentro del territorio tribal, y su propia organización social y política. Los clanes se relacionaban entre sí mediante alianzas o rivalidades dentro de la tribu. El término hebreo para clan es mishpachah, que significa “familia” o “parentela”.

    Algunos temas principales que se pueden observar en esta sección son:

    • La confirmación y la aceptación del rey: El texto muestra cómo Dios confirmó la elección de Saúl como rey mediante el sorteo divino, que lo escogió entre todas las tribus y clanes de Israel. Dios también confirmó la elección de Saúl mediante el testimonio de Samuel, que lo presentó al pueblo como el ungido del Señor. El pueblo aceptó a Saúl como su rey y lo aclamó con entusiasmo, reconociendo su autoridad y su belleza. El pueblo celebró la proclamación de Saúl con alegría y con sacrificios a Dios.
    • La oposición y el rechazo al rey: El texto también muestra cómo algunos se opusieron y rechazaron a Saúl como rey, dudando de su capacidad y de su legitimidad. Estos eran los hijos de Belial, que significa “sin valor” o “impío”. Estos no le trajeron regalos ni le rindieron homenaje a Saúl, sino que lo despreciaron y lo criticaron. Estos representaban la resistencia y la hostilidad que Saúl tendría que enfrentar como rey, tanto de sus enemigos externos como de sus rivales internos.

    Un aspecto estructural que se puede destacar en esta sección es el uso de la repetición. El texto repite varias veces el nombre de Saúl, el verbo tomar y la frase “no había entre los hijos de Israel otro más apuesto que él” (1 Samuel 10:23-24). Estas repeticiones enfatizan la importancia y la singularidad de Saúl como el primer rey de Israel, que fue tomado por Dios entre todos los israelitas y que sobresalía por su aspecto físico.

    Referencias bíblicas

    Para respaldar nuestra explicación y nuestro análisis, podemos citar otras partes de la Biblia que se relacionan con el tema o el texto en cuestión. Estas son algunas referencias bíblicas que enriquecen la comprensión del texto y muestran cómo están conectados todos los pasajes utilizados en nuestras citas:

    • Sobre el arca del pacto y su significado: Éxodo 25:10-22; Números 10:33-36; Josué 3:1-17; 2 Samuel 6:1-23; Hebreos 9:1-5.
    • Sobre los filisteos y su historia: Génesis 10:14; Jueces 13:1-16:31; 2 Samuel 5:17-25; 1 Reyes 8:65; Amós 1:6-8.
    • Sobre Samuel y su ministerio: 1 Samuel 1:1-3:21; 1 Samuel 7:15-17; 1 Samuel 12:1-25; 1 Samuel 15:10-35; 1 Samuel 28:3-25.
    • Sobre Mizpa y su ubicación: Josué 18:26; Jueces 20:1-21:25; Jeremías 40:6-41:18; Nehemías 3:7; Nehemías 7:7.
    • Sobre Eben-ezer y su simbolismo: Génesis 28:10-22; Génesis 35:9-15; Josué 4:1-9; Josué 24:26-27; Salmo 124:8.
    • Sobre el rey y su función: Deuteronomio 17:14-20; Salmo 2:1-12; Salmo Salmo 72:1-20; Isaías 9:1-7; Isaías 11:1-10; Jeremías 23:5-6; Miqueas 5:1-5.
    • Sobre las naciones y su relación con Israel: Génesis 12:1-3; Génesis 15:18-21; Éxodo 19:3-6; Deuteronomio 7:1-11; Deuteronomio 28:1-68; Salmo 33:12; Salmo 67:1-7; Isaías 2:1-4; Isaías 60:1-22; Jeremías 31:31-34; Mateo 28:18-20; Hechos 1:8; Hechos 10:1-48; Romanos 11:1-36; Apocalipsis 21:22-27.
    • Sobre los ancianos y su papel en Israel: Éxodo 3:16-18; Éxodo 18:13-27; Números 11:16-30; Deuteronomio 31:9-13; Josué 24:1-28; Jueces 21:16-25; Rut 4:1-12; Esdras 10:7-17; Ezequiel 8:1-18; Mateo 26:57-68; Hechos 4:5-22; Hechos 15:1-35.
    • Sobre el sorteo y su uso en la Biblia: Levítico 16:7-10; Números 26:55-56; Josué 14:2; Jueces 20:9; Ester 3:7; Proverbios 16:33; Jonás 1:7; Nehemías 10:34; Nehemías 11:1; Mateo 27:35; Hechos Hechos 1:23-26.

      Enseñanzas y lecciones religiosas

      De este texto podemos extraer algunas enseñanzas y lecciones religiosas que son aplicables a la vida cotidiana de los creyentes. Estas son algunas de ellas:

      • Debemos reconocer y respetar la santidad y el poder de Dios, que se manifiesta en su palabra, en su presencia y en sus obras. No debemos profanar ni despreciar lo que Dios ha consagrado, sino tratarlo con reverencia y temor. Tampoco debemos confiar en nuestra propia fuerza o sabiduría, sino en la ayuda y la dirección de Dios. Dios es el único que puede liberarnos de nuestros enemigos y darnos la victoria.
      • Debemos arrepentirnos de nuestra idolatría y volver a Dios con todo nuestro corazón. No debemos seguir a los dioses falsos y vanos de este mundo, sino al Dios verdadero y vivo que nos creó y nos amó. No debemos conformarnos con el modelo de las naciones que nos rodean, sino con el plan de Dios para nosotros. No debemos buscar nuestra satisfacción y seguridad en las cosas materiales o humanas, sino en las espirituales y divinas.
      • Debemos aceptar y obedecer el gobierno de Dios sobre nuestras vidas. No debemos rebelarnos ni rechazar a Dios como nuestro único rey, sino someternos a su voluntad y a su autoridad. No debemos imponer nuestra voluntad ni nuestra elección, sino seguir la voluntad y la elección de Dios. No debemos buscar nuestro propio beneficio ni nuestro propio interés, sino el beneficio y el interés de Dios.
      • Debemos ser responsables y humildes ante el llamado y la elección de Dios para nosotros. No debemos buscar ni ambicionar el poder, sino recibirlo como un don de Dios. No debemos abusar ni desobedecer el poder, sino usarlo para servir a Dios y a los demás. No debemos jactarnos ni enorgullecernos del poder, sino reconocer que todo lo debemos a Dios.

      Preguntas para la reflexión

      Para profundizar en el significado espiritual del texto, podemos plantearnos algunas preguntas para la reflexión que nos inviten a aplicar las enseñanzas bíblicas en nuestras vidas. Estas son algunas preguntas que podemos hacernos:

      • ¿Qué actitudes o acciones mías pueden ser consideradas como una profanación o un desprecio de lo que Dios ha consagrado? ¿Cómo puedo mostrar más reverencia y temor hacia Dios? (Ver Levítico 10:1-3; Hebreos 12:28-29)
      • ¿Qué ídolos o dioses falsos me alejan de Dios o compiten con él por mi lealtad y mi amor? ¿Cómo puedo abandonarlos y servir solo a Dios? (Ver 1 Juan 5:21; Mateo 6:24)
      • ¿Qué aspectos de mi vida no he sometido al gobierno de Dios o he rechazado su voluntad? ¿Cómo puedo aceptar y obedecer lo que Dios quiere para mí? (Ver Romanos 12:1-2; Santiago 4:7)
      • ¿Qué dones o talentos me ha dado Dios para cumplir su propósito en mi vida? ¿Cómo los estoy usando para glorificarlo y bendecir a los demás? ¿Cómo puedo ser más responsable y humilde con lo que he recibido? (Ver 1 Pedro 4:10-11; Filipenses 2:3-11)

      Aspectos teológicos

      En este texto se tocan algunos aspectos teológicos que nos ayudan a comprender mejor la naturaleza y el carácter de Dios, así como su relación con su pueblo. Estos son algunos aspectos teológicos que se pueden mencionar:

      • La teología del pacto: Es el estudio de la relación especial entre Dios e Israel, basada en el amor, la fidelidad y la justicia. El pacto era un acuerdo solemne entre las partes, que implicaba promesas, condiciones, bendiciones y maldiciones. El pacto se inició con Abraham (Génesis 15:1-21; 17:1-27), se renovó con Moisés (Éxodo 19:1-24:18) y se cumplió con Cristo (Lucas 22:14-23; Hebreos 8:1-13). El pacto mostraba el compromiso de Dios con su pueblo y la responsabilidad del pueblo con Dios.
      • La teología del reino: Es el estudio del gobierno de Dios sobre su creación, su pueblo y sus enemigos. El reino de Dios es el ámbito donde se manifiesta su poder, su justicia y su paz. El reino de Dios se anunció con los profetas (Isaías 9:1-7; Daniel 2:44-45), se inauguró con Jesús (Marcos 1:14-15; Lucas 17:20-21) y se consumará con su segunda venida (Apocalipsis 11:15; 21:1-22:5). El reino de Dios implica la obediencia y la participación de los creyentes en su misión.
      • La teología del Espíritu Santo: Es el estudio de la tercera persona de la Trinidad, que es Dios mismo y que actúa en el mundo y en la iglesia. El Espíritu Santo es el aliento, el viento o el fuego de Dios, que da vida, poder y pureza. El Espíritu Santo inspiró a los autores bíblicos (2 Pedro 1:20-21; 2 Timoteo 3:16-17), ungió a los líderes de Israel (Jueces 3:10; 1 Samuel 16:13), engendró a Jesús (Lucas 1:35; Mateo 1:18), capacitó a los apóstoles (Hechos 1:8; 2:1-4) y mora en los creyentes (Romanos 8:9-11; 1 Corintios 6:19-20). El Espíritu Santo revela, convence, regenera, santifica y guía a los hijos de Dios.
    • Estoy contento de que hayas continuado leyendo mi entrada de blog sobre el texto bíblico de 1 Samuel del capítulo 6 al capítulo 10. Espero que te haya sido útil e interesante. A continuación, te presento una breve conclusión y un resumen de lo que hemos visto:
    • Conclusión y resumen

      En este texto hemos visto cómo Dios eligió y estableció a Saúl como el primer rey de Israel, a pesar de la rebelión y el rechazo de su pueblo. Hemos visto cómo Dios fue soberano, poderoso, santo, paciente y fiel con su pueblo, y cómo les dio la victoria sobre sus enemigos, los filisteos. Hemos visto también cómo Saúl fue responsable, humilde y valiente al aceptar el llamado y la elección de Dios, y cómo recibió el Espíritu Santo y se convirtió en otro hombre. Hemos visto, por último, cómo Samuel fue el líder espiritual y político de Israel, que los exhortó a arrepentirse de su idolatría y a renovar su pacto con Dios.

      De este texto hemos aprendido algunas lecciones religiosas y espirituales que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana, como:

      • Reconocer y respetar la santidad y el poder de Dios, que se manifiesta en su palabra, en su presencia y en sus obras.
      • Arrepentirnos de nuestra idolatría y volver a Dios con todo nuestro corazón.
      • Aceptar y obedecer el gobierno de Dios sobre nuestras vidas.
      • Ser responsables y humildes ante el llamado y la elección de Dios para nosotros.

      También hemos analizado algunos aspectos teológicos que nos ayudan a comprender mejor la naturaleza y el carácter de Dios, así como su relación con su pueblo, como:

      • La teología del pacto: la relación especial entre Dios e Israel, basada en el amor, la fidelidad y la justicia.
      • La teología del reino: el gobierno de Dios sobre su creación, su pueblo y sus enemigos.
      • La teología del Espíritu Santo: la tercera persona de la Trinidad, que es Dios mismo y que actúa en el mundo y en la iglesia.

      Finalmente, hemos planteado algunas preguntas para la reflexión que nos invitan a profundizar en el significado espiritual del texto y a aplicar las enseñanzas bíblicas en nuestras vidas.

      Espero que hayas disfrutado de esta entrada de blog y que te haya servido para conocer más sobre el texto bíblico de 1 Samuel del capítulo 6 al capítulo 10. Si tienes alguna duda o comentario, puedes escribirme un mensaje. Gracias por tu atención. 😊

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