Lectura Bíblica - Día 101 - Miércoles 22-11-2023 - 1ª de Samuel Del Capítulo 21 al Capítulo 25
Lectura Bíblica - Día 101 - Miércoles 22-11-2023 - 1ª de Samuel Del Capítulo 21 al Capítulo 25
1ª de Samuel Capítulo 21
Entonces David marchó a Nob, adonde Ahimelec el sacerdote; pero Ahimelec recibió a David con sobresalto, y le dijo: ¿Por qué vienes solo, sin nadie contigo? Y David respondió al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa del asunto a que te envío y que te he ordenado. Y yo he citado a los jóvenes en cierto lugar. Ahora pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas. Respondiendo el sacerdote, dijo a David: No hay pan común a mano, pero hay pan consagrado, siempre que los jóvenes se hayan abstenido de mujeres. David respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer. Cuando salí, los cuerpos de los jóvenes se tornaron santos, aunque no era más que un viaje común. ¡Cuánto más hoy cuando habrá pan santo en sus cuerpos! Entonces el sacerdote Ahimelec le entregó lo consagrado, pues allí no había otros panes sino los panes de la proposición, que acababa de retirar de la presencia de YHVH para sustituirlo por el pan caliente, tal como era costumbre. Pero ese día se había detenido allí, delante de YHVH, uno de los siervos de Saúl llamado Doeg, edomita, encargado de las mulas de Saúl. Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? Pues no tomé en mi mano ni mi espada ni mis armas por cuanto la orden del rey era apremiante. Y dijo el sacerdote: La espada de Goliat el filisteo, a quien mataste en el valle de Elah, está aquí envuelta en un paño detrás del efod. Si quieres tomarla, tómala, porque no hay otra sino esa. Y dijo David: Ninguna como ella. ¡Dámela! Y David se levantó y huyó ese día de la presencia de Saúl, y llegó adonde Aquís, rey de Gat. Y los siervos de Aquís le dijeron: ¿No es este David, el rey de esta tierra? ¿No es este de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles, Y David a sus diez miles? Y David guardó esas palabras en su corazón, y tuvo gran temor de Aquís, rey de Gat. Entonces cambió su comportamiento ante ellos, y se fingió loco en mano de ellos, y garabateaba en las hojas de la puerta, dejando caer saliva por su barba. Y dijo Aquís a sus siervos: He aquí, habiendo visto que el hombre está loco, ¿por qué me lo habéis traído? ¿Me faltan locos para que me hayáis traído a este que haga locuras en mi presencia? ¿Este en mi casa?
1ª de Samuel Capítulo 22
David partió de allí y se refugió en la cueva de Adulam. Al oírlo sus hermanos y toda la casa de su padre, fueron allá a él. Y todo el que estaba oprimido, y todo el que estaba endeudado, y todos los que tenían amargura de alma se unieron a él, y él llegó a ser su caudillo, y fueron con él como cuatrocientos hombres. De allí David fue a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Te ruego que mi padre y mi madre habiten con vosotros, hasta que sepa qué hará conmigo Elohim. Los llevó, pues, ante el rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en la fortaleza. Pero el profeta Gad dijo a David: No habites en la fortaleza. Ve y entra a la tierra de Judá. Y David partió y llegó al bosque de Haret. Y supo Saúl que David y los hombres que estaban con él habían sido descubiertos. Y Saúl estaba en Gabaa, sentado bajo un tamarisco en Ramá, con su lanza en la mano, y todos sus siervos estaban de pie alrededor de él. Y dijo Saúl a los siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará acaso a todos vosotros el hijo de Isaí campos y viñedos? ¿Os hará a todos vosotros capitanes de millares y capitanes de centenas, para que todos vosotros conspiréis contra mí, y nadie me avise cómo mi hijo hizo alianza con el hijo de Isaí, ni quien se compadezca de mí y me dé a conocer cómo mi hijo ha sublevado a mi esclavo contra mí para que me aceche hasta este día? Entonces Doeg el edomita, que estaba a cargo de las mulas de Saúl, respondió y dijo: Yo vi al hijo de Isaí yendo a Nob, a Ahimelec ben Ahitob, quien consultó por él a YHVH, y le dio provisión, y también le dio la espada de Goliat el filisteo. El rey mandó a llamar al sacerdote Ahimelec ben Ahitob, y a toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos fueron al rey. Y Saúl le dijo: Escucha ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío. Y Saúl le dijo: ¿Por qué tú y el hijo de Isaí habéis conspirado contra mí, dándole pan y una espada, y consultando por él a Elohim para que se levantara contra mí y me acechara hasta este día? Ahimelec respondió al rey, y dijo: Pero ¿quién entre todos tus esclavos es tan fiel como David, yerno además del rey, capitán de tu guardia, y honrado en tu casa? ¿Acaso he comenzado hoy a consultar a Elohim por él? ¡Lejos sea eso de mí! No impute el rey cosa alguna a su esclavo ni a toda la casa de mi padre, por cuanto tu esclavo nada sabe de este asunto, poco o mucho. Pero el rey dijo: ¡Sin duda morirás Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre! Y el rey dijo a los guardias que estaban en torno suyo: ¡Volveos y matad a los sacerdotes de YHVH, por cuanto la mano de ellos también está con David, porque sabiendo que huía, no me lo dijeron! Pero los siervos del rey no quisieron extender la mano sobre los sacerdotes de YHVH. Entonces el rey dijo a Doeg: ¡Vuélvete tú y arremete contra los sacerdotes! Y Doeg el edomita se volvió y arremetió contra los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada, tanto a hombres como a mujeres, a niños y a lactantes; y a bueyes, asnos y ovejas mató a filo de espada. Pero uno de los hijos de Ahimelec ben Ahitob, llamado Abiatar, escapó y huyó en pos de David. Y Abiatar informó a David que Saúl había matado a los sacerdotes de YHVH. Entonces dijo David a Abiatar: Yo sabía en aquel día, cuando Doeg el edomita estaba allí, que de seguro se lo haría saber a Saúl. ¡He ocasionado la muerte de todas las personas de la casa de tu padre! Quédate conmigo. No temas, porque quien busca tu vida busca mi vida, pero conmigo estarás seguro.
1ª de Samuel Capítulo 23
E informaron a David, diciendo: ¡He aquí los filisteos atacan a Keila y están saqueando los graneros! Entonces David consultó a YHVH, diciendo: ¿Iré y atacaré a estos filisteos? Y YHVH dijo a David: Ve, ataca a los filisteos y libera a Keila. Pero los hombres de David le dijeron: Si aquí en Judá vivimos con temor, ¡cuánto más si vamos a Keila contra los escuadrones de los filisteos! De nuevo David consultó a YHVH, y YHVH le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, pues entregaré a los filisteos en tu mano. Y David y sus hombres fueron a Keila y pelearon contra los filisteos, y él se llevó sus ganados y les infligió una gran derrota. Así liberó David a los habitantes de Keila. Y cuando Abiatar ben Ahimelec huyó a Keila, donde estaba David, se bajó el efod con él. Cuando informaron a Saúl que David había ido a Keila, Saúl dijo: ¡Elohim lo ha abandonado en mi mano, pues se ha encerrado al entrar en una ciudad de puertas y barras! Por lo cual Saúl convocó a todo el pueblo a la batalla, para bajar a Keila y sitiar a David y a sus hombres. Pero David se enteró de que Saúl tramaba el mal contra él, y dijo al sacerdote Abiatar: Trae el efod. Y dijo David: ¡YHVH, Elohim de Israel! Tu esclavo tiene conocimiento cierto de que Saúl procura venir a Keila, para destruir la ciudad por mi causa. ¿Me entregarán los señores de Keila en su mano? ¿Bajará Saúl, como ha oído tu esclavo? ¡Oh YHVH Elohim de Israel, te ruego que lo declares a tu esclavo! Y YHVH dijo: Sí, bajará. Entonces David se levantó con su gente (unos seiscientos hombres) y salieron de Keila, y fueron a dondequiera que pudieron irse. Y fue dado aviso a Saúl que David había escapado de Keila, por lo que desistió de salir. Y David permaneció en el desierto, en lugares de difícil acceso, en la región montañosa del desierto de Zif, mientras Saúl lo buscaba cada día; pero Elohim no lo entregó en su mano. Habiendo visto, pues, David que Saúl había salido en busca de su vida, David se quedó en Hores, en el desierto de Zif. Y se levantó Jonatán ben Saúl, y fue adonde estaba David en Hores, y lo reconfortó en Elohim, y le dijo: No temas, que la mano de Saúl mi padre no te hallará. Tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo después de ti, y aun mi padre Saúl sabe esto. Y los dos hicieron un pacto en presencia de YHVH; y David se quedó en Hores, y Jonatán se volvió a su casa. Entonces subieron los zifeos a decir a Saúl en Gabaa: ¿No está David escondido en nuestra tierra en las peñas de Hores, en el collado de Haquila, al sur de Jesimón? Ahora pues, conforme a todo el deseo de tu alma, oh rey, desciende pronto, y nosotros lo entregaremos en la mano del rey. A lo que respondió Saúl: ¡Benditos seáis de YHVH, porque os habéis compadecido de mí! Id, os ruego, y averiguad todavía más, y ved el lugar donde suele tener su asiento y quién lo haya visto allí, pues me han dicho que se mueve con gran astucia. Id, pues, e informaos, e iremos con vosotros, y si está en esa tierra, lo buscaré entre los millares de Judá. Así pues, se levantaron y marcharon a Zif delante de Saúl, pero David y sus hombres ya estaban en el desierto de Maón, en el Arabá, al sur de Jesimón. Luego partió Saúl con sus hombres para buscarlo; de lo cual, avisado David, descendió a la roca, y se quedó en el desierto de Maón. Cuando Saúl se enteró, persiguió a David por el desierto de Maón. E iba Saúl por un lado del monte, y David con sus hombres por el otro lado. Y David huyó precipitadamente para escapar de Saúl, pues Saúl y sus hombres habían cercado a David y a sus hombres para capturarlos. En esto llegó un mensajero a Saúl, diciendo: ¡Date prisa y ven, porque los filisteos han irrumpido en el país! Por lo cual Saúl tuvo que volverse y dejar de perseguir a David, para ir al encuentro de los filisteos. Por esto se llamó a aquel lugar Sela-Hamahlecot. Entonces David su bió de allí y permaneció en los refugios de En-Gadi.
1ª de Samuel Capítulo 24
Sucedió que cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso diciendo: He aquí, David está en el desierto de En-Gadi. Y tomando Saúl a tres mil hombres escogidos de todo Israel, salió en busca de David y sus hombres por las peñas de las cabras monteses. Y cuando llegó a unos rediles de ovejas en el camino, donde había una cueva, Saúl entró en ella para cubrir sus pies, y David y sus hombres estaban sentados en la parte más interna de la cueva. Y los hombres de David le dijeron: ¡Este es el día que te dijo YHVH: He aquí entrego tu enemigo en tu mano, y harás con él como te parezca! Entonces se levantó David y cortó cautelosamente la orilla del manto de Saúl. Y después de esto, aconteció que el corazón de David lo remordió por haber cortado la orilla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres: ¡Líbreme YHVH de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de YHVH, que yo extienda mi mano contra él, pues es el ungido de YHVH! Y con estas palabras David disuadió a los suyos, y no les permitió levantarse contra Saúl; de modo que Saúl salió de la cueva y siguió por el camino. Enseguida se levantó también David, y saliendo de la cueva dio voces tras Saúl, diciendo: ¡Oh rey, señor mío! Y mirando Saúl detrás de sí, David inclinó su rostro a tierra y se postró. Enseguida dijo David a Saúl: ¿Por qué escuchas palabras de hombres que dicen: He aquí, David procura tu mal? He aquí, en este mismo día están viendo tus ojos cómo YHVH te puso en mi mano dentro de la cueva; y se habló de matarte, pero se tuvo compasión de ti, pues dije: ¡No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de YHVH! Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano, pues al cortar la orilla de tu manto, no te maté. Reconoce y considera que no hay maldad ni transgresión en mi mano, ni he pecado contra ti, aunque tú andas a la caza de mi vida para tomarla. ¡Juzgue YHVH entre tú y yo, y que YHVH me vengue de ti! Pero mi mano no será contra ti. Como dice el proverbio de los antiguos: Del malo sale la maldad. Así que mi mano no será contra ti. ¿En pos de quién sale el rey de Israel? ¿A quién persigue? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga? Sea YHVH el juez, y juzgue entre tú y yo; y defienda mi causa y me libre de tu mano. Y cuando David hubo terminado de decir esas palabras a Saúl, aconteció que Saúl dijo: ¿Es esta tu voz, hijo mío David? Entonces Saúl alzó su voz y lloró. Y dijo a David: Más justo eres tú que yo, porque tú me has pagado con bien, y yo te he pagado con mal. Tú has declarado hoy cómo me has hecho un bien, porque YHVH me puso en tu mano, y no me mataste. Porque ¿qué hombre halla a su enemigo y lo deja ir indemne? ¡YHVH te galardone, pues, por lo que me has hecho hoy! Y ahora, he aquí yo sé que de seguro has de reinar, y que el reino de Israel será estable en tu mano. Ahora pues, júrame por YHVH que no exterminarás mi descendencia después de mí, ni borrarás mi nombre de la casa de mi padre. Y David se lo juró a Saúl. Y Saúl se fue a su casa, y David y sus hombres subieron a los riscos.
1ª de Samuel Capítulo 25
Murió Samuel, y todo Israel se reunió para lamentar por él, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Entonces David se levantó y bajó al desierto de Parán. Había entonces un hombre en Maón que tenía posesiones en el Carmelo, y aquel hombre era muy pudiente, pues tenía tres mil ovejas y mil cabras. Y esquilaba sus ovejas en el Carmelo. Aquel hombre se llamaba Nabal, y el nombre de su mujer era Abigail. Y la mujer era de buen entendimiento y hermoso aspecto; pero el hombre era grosero y dado a las malas acciones. Y era del linaje de Caleb. Estando David en el desierto, supo que Nabal esquilaba su rebaño, y envió David a diez jóvenes; y dijo David a los jóvenes: Subid al Carmelo e id a Nabal, y saludadlo en mi nombre. Y le diréis así: ¡Salud! ¡La paz sea contigo! ¡Paz a tu casa, y paz a todo cuanto tienes! He oído decir que tienes esquiladores. Ahora, tus pastores han estado con nosotros, y nunca los maltratamos ni les faltó nada en todo el tiempo que han estado en el Carmelo. Pregunta a tus mozos y te lo dirán. Por tanto, hallen favor estos jóvenes ante tus ojos, porque en buen día hemos venido, te ruego que des a tus siervos y a tu hijo David lo que halles a mano. Y cuando llegaron los mozos de David, hablaron a Nabal conforme a todas estas palabras en nombre de David, y esperaron. Nabal respondió a los mozos de David, y dijo: ¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? ¡Hoy en día son muchos los esclavos que huyen de sus señores! ¿Tomaré yo ahora mi pan, y mi agua, y mi carne que he sacrificado para mis esquiladores y los daré a hombres que no sé de dónde vienen? Entonces los mozos de David se volvieron por su camino y regresaron, y llegaron y le declararon conforme a todas aquellas palabras. Entonces David dijo a sus hombres: ¡Cíñase cada uno su espada! Y cada hombre ciñó su espada. También David se ciñó su espada, y subieron tras él como cuatrocientos hombres, y doscientos se ocuparon de los bagajes. Pero uno de los muchachos informó a Abigail, mujer de Nabal, diciendo: He aquí, David envió mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo, y él los despreció. Pero los hombres fueron muy buenos con nosotros, y nunca nos perjudicaron, ni nada nos faltó cuando estuvimos con ellos en los campos. Como un muro eran en torno a nosotros, tanto de día como de noche, todo el tiempo que estuvimos con ellos apacentando las ovejas. Ahora, pues, considera lo que has de hacer, porque el mal está decidido contra nuestro amo y contra toda su casa, pues él es tan hijo de Belial, que nadie le puede hablar. Entonces Abigail se apresuró, y tomó doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas ya preparadas, cinco medidas de grano tostado, cien racimos de uvas pasas y doscientas tortas de higos secos, e hizo cargar todo sobre asnos. Y dijo a sus criados: Id delante de mí. He aquí, yo os seguiré luego. Pero no informó a su marido Nabal. Y así, cabalgando en su asno, bajó por la parte encubierta de la serranía, y he aquí David y sus hombres se encontraron con ella. Y David había dicho: Ciertamente en vano he cuidado todo lo que este tiene en el desierto, sin que nada le haya faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha devuelto mal por bien. ¡Así haga Elohim a los enemigos de David, y aun más, si de aquí a mañana dejo de los suyos un solo meante a la pared! Cuando Abigail vio a David, se apresuró a bajar de su asno, cayó sobre su rostro ante David, se postró a tierra, y echándose a sus pies, dijo: ¡Señor mío, recaiga sobre mí la iniquidad! ¡Permite que tu sierva hable a tus oídos, y oye las palabras de tu sierva! Te ruego, señor mío, no prestes atención a Nabal, ese hijo de Belial; porque conforme a su nombre, así es. Nabal es su nombre, y la necedad está con él, pero yo, tu sierva, no vi a los mozos de mi señor, a los que enviaste. Y ahora, señor mío, vive YHVH y vive tu alma, puesto que YHVH te ha impedido derramar sangre y vengarte por tu propia mano, ¡sean como Nabal tus enemigos y los que procuran el mal de mi señor! Y ahora, este presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los mozos que acompañan a mi señor. Te ruego que perdones la transgresión de tu sierva, por cuanto YHVH hará ciertamente a mi señor una casa segura, porque mi señor pelea las batallas de YHVH, y la iniquidad no se hallará en ti en todos tus días. Y aunque un hombre se haya levantado para perseguirte y buscar tu alma, el alma de mi señor está bien atada al zurrón de la vida junto a YHVH tu Elohim, en tanto que Él lanzará el alma de tus enemigos como por medio de una honda. Y acontecerá que cuando YHVH haya hecho a mi señor todo el bien que te ha dicho, y te haya constituido como soberano de Israel, esto no causará pesar ni remordimiento a mi señor, ya por haber derramado sangre sin causa, o que mi señor se haya vengado por sí mismo. Y cuando YHVH favorezca a mi señor, acuérdate de tu sierva. Entonces dijo David a Abigail: ¡Bendito sea YHVH Elohim de Israel, que te envió hoy a encontrarme! ¡Bendito tu razonamiento, y bendita tú, que hoy me has impedido derramar sangre y vengarme por mi propia mano! Porque, ¡vive YHVH Elohim de Israel, que me ha detenido de hacerte mal a ti, que si no te hubieras apresurado a venir a mi encuentro, a la luz del alba no le habría quedado a Nabal ni un meante a la pared! Y David recibió de mano de ella lo que le había llevado, y le dijo: ¡Sube a tu casa en paz! He aquí, he atendido tu voz y aceptado tu petición. Y Abigail volvió a Nabal, y he aquí celebraba un banquete en su casa, como el banquete de un rey, y el corazón de Nabal estaba alegre, y estaba muy borracho, por lo cual ella no le informó ni poco ni mucho, hasta que amaneció. Y aconteció que por la mañana, cuando el efecto del vino había salido de Nabal, su mujer le informó estas cosas, y su corazón desmayó en él, y se quedó como una piedra. Y pasados como diez días, YHVH hirió a Nabal, y este murió. Cuando David oyó que Nabal había muerto, dijo: ¡Bendito sea YHVH, que juzgó la causa de la afrenta que Nabal me hizo, y ha preservado del mal a su esclavo! ¡YHVH ha devuelto así la maldad de Nabal sobre su propia cabeza! Y David envió a tratar con Abigail para tomarla por mujer. Y cuando los criados de David fueron a Abigail en el Carmelo, le hablaron diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por mujer suya. Y ella se levantó y se postró rostro en tierra, y dijo: He aquí tu esclava, para ser sirvienta que lave los pies de los siervos de mi señor. Luego Abigail se levantó rápidamente y montó en un asno, y con cinco doncellas que la atendían, siguió a los mensajeros de David, y fue su mujer. David tomó también a Ahinoam de Jezreel, y las dos fueron mujeres suyas. Por su parte, Saúl había dado su hija Mical, mujer de David, a Palti ben Lais, natural de Galim.
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