Estudio Job Capítulo 19

 Información Histórica y Contextual

El libro de Job es una obra poética que trata el tema del sufrimiento humano y la justicia divina. Se desconoce la fecha exacta de su composición, pero se cree que fue escrito entre los siglos VII y IV a.C. El autor también es desconocido, aunque algunos atribuyen el libro a Moisés o a algún sabio israelita. El libro narra la historia de Job, un hombre justo y rico que vive en la tierra de Uz, al este del río Jordán. Job es puesto a prueba por Dios, que permite que Satanás le quite todos sus bienes, sus hijos y su salud, para ver si mantiene su fidelidad y su integridad. Job se sienta en el polvo, cubierto de llagas, y recibe la visita de tres amigos: Elifaz, Bildad y Zofar. Estos amigos tratan de consolarlo, pero también le reprochan su situación, argumentando que debe haber pecado gravemente para merecer tal castigo. Job se defiende y clama a Dios por una explicación y una vindicación.

El capítulo 19 es parte del tercer ciclo de discursos entre Job y sus amigos. En este capítulo, Job responde a las acusaciones de Bildad, que le había dicho que Dios castiga a los impíos y bendice a los justos. Job se queja de la crueldad de sus amigos, que lo han humillado y abandonado. También describe su situación desesperada, en la que ha perdido todo lo que tenía y se siente solo y rechazado por todos. Sin embargo, en medio de su lamento, Job expresa una de las afirmaciones más célebres y esperanzadoras de todo el libro: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo” (Job 19:25). Con estas palabras, Job declara su confianza en que Dios lo justificará y lo resucitará en el día final. También expresa su anhelo de ver a Dios cara a cara, y no solo oír su voz. Al final del capítulo, Job advierte a sus amigos que teman la espada de Dios, que juzgará sus injusticias.

Análisis del Texto

El capítulo 19 se divide en cuatro partes: la queja de Job contra sus amigos (vv. 1-6), la descripción de su aflicción (vv. 7-20), la súplica de compasión (vv. 21-22) y la confesión de fe (vv. 23-29).

La primera parte comienza con una pregunta retórica: “¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma, y me moleréis con palabras?” (v. 2). Job acusa a sus amigos de torturarlo con sus discursos, que lejos de consolarlo, lo hieren y lo ofenden. Job usa el verbo “vituperar” (v. 3), que significa injuriar o insultar gravemente. También usa el verbo “engrandecerse” (v. 5), que implica soberbia o arrogancia. Job les reprocha que no tengan vergüenza ni compasión por él, sino que lo traten como un culpable sin pruebas. Job afirma que su desgracia no se debe a su pecado, sino a la voluntad de Dios, que lo ha “derribado” y “envuelto en su red” (v. 6). Con estas metáforas, Job alude a la imagen de un cazador o un guerrero que atrapa a su presa o a su enemigo.

La segunda parte contiene una serie de verbos en primera persona singular que expresan la acción de Dios sobre Job: “cercó”, “puso”, “despojó”, “quitó”, “arruinó”, “hizo arder”, “contó”, “hizo alejar”, etc. (vv. 8-13). Estos verbos muestran el alcance y la intensidad del sufrimiento de Job, que afecta a todos los ámbitos de su vida: su camino (v. 8), su gloria (v. 9), su esperanza (v. 10), sus enemigos (v. 11), sus amigos (v. 13), sus parientes (v. 14), sus criados (v. 15), su mujer (v. 17), sus hijos (v. 17), su salud (v. 20). Job se siente atrapado, aislado, deshonrado, desesperado, odiado, abandonado y consumido por la enfermedad. Job usa también algunas expresiones hiperbólicas para enfatizar su miseria, como “he escapado con solo la piel de mis dientes” (v. 20), que significa que apenas le queda vida.

La tercera parte es un breve llamado a la compasión de sus amigos: “¡Oh, vosotros mis amigos, tened compasión de mí, tened compasión de mí! Porque la mano de Dios me ha tocado” (v. 21). Job repite dos veces la frase “tened compasión de mí”, que en hebreo es una sola palabra: “jannenu”. Esta palabra proviene de la raíz “janan”, que significa mostrar gracia, favor o misericordia. Job pide a sus amigos que se apiaden de él, que reconozcan su dolor y que lo traten con bondad. Job les recuerda que su situación no es culpa suya, sino de Dios, que lo ha “tocado” con su mano. Esta expresión alude al poder y la soberanía de Dios, que puede hacer lo que quiera con sus criaturas.

La cuarta parte es la más importante y sorprendente del capítulo, pues contiene la confesión de fe de Job en su Redentor. Job empieza diciendo: “¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro; que con cincel de hierro y con plomo fuesen esculpidas en piedra para siempre!” (vv. 23-24). Job desea que su testimonio quede registrado para la posteridad, que no se pierda ni se olvide. Job quiere dejar constancia de su fe y de su esperanza, que son más fuertes que su dolor y su desesperación. Job usa tres imágenes para expresar la permanencia y la solidez de su declaración: el libro, el cincel y la piedra. Estas imágenes contrastan con la fragilidad y la temporalidad de su vida.

Job continúa diciendo: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí” (vv. 25-27). Estas palabras son el clímax del capítulo y del libro, pues revelan la fe inquebrantable de Job en Dios. Job llama a Dios su “Redentor”, que en hebreo es “goel”. Este término se refiere a un pariente cercano que tiene la obligación de rescatar o defender a un familiar en apuros. Por ejemplo, el goel podía liberar a un pariente esclavizado, recuperar una propiedad perdida o vengar una sangre derramada. Job confía en que Dios actuará como su goel, que lo liberará de su aflicción y lo vindicará ante sus acusadores. Job también afirma que su Redentor “vive”, lo cual implica que tiene poder y autoridad para intervenir en su favor. Job espera que su Redentor se “levante” sobre el polvo, es decir, que se manifieste públicamente como su defensor y juez.

Job expresa también su esperanza en la resurrección, al decir que después de muerto verá a Dios en su carne. Job cree que Dios le dará un nuevo cuerpo, que no será consumido por las llagas ni por los gusanos. Job anhela ver a Dios cara a cara, no solo oír su voz desde el torbellino. Job dice que verá a Dios por sí mismo, y no por medio de un intermediario o un representante. Job reconoce que esta visión será tan gloriosa y sobrecogedora, que hará desfallecer su corazón.

Job termina el capítulo con una advertencia a sus amigos: "Mas debierais decir: ¿Por qué le perseguimos? Ya que la raíz del asunto se halla en mí. Temed vosotros delante de la espada; porque sobreviene el furor de la espada a causa de las injusticias, para que sepáis que hay un juicio" (vv. 28-29). Job les dice a sus amigos que en vez de perseguirlo y acusarlo, deberían preguntarse por qué Dios lo ha afligido. Job insiste en que la causa de su sufrimiento no está en él, sino en Dios, que tiene un propósito misterioso e inescrutable. Job les advierte que teman la espada de Dios, que es el símbolo de su justicia y su ira. Job les recuerda que Dios castigará las injusticias que han cometido contra él, y que tendrán que rendir cuentas ante su tribunal.

Referencias Bíblicas

El capítulo 19 de Job contiene varias referencias bíblicas que se relacionan con otros pasajes de la Escritura. Algunas de estas referencias son las siguientes:

  • El tema del Redentor o goel se encuentra también en el libro de Rut, donde Booz actúa como el pariente redentor de Rut y Noemí, al casarse con Rut y comprar la heredad de Elimelec (Rut 4:1-12). También se encuentra en el libro de Isaías, donde Dios se presenta como el Redentor de Israel, que lo liberará del exilio y lo restaurará en su tierra (Isaías 41:14; 43:14; 44:6; 47:4; 48:17; 49:7; 54:5; etc.).
  • La esperanza en la resurrección se expresa también en otros pasajes del Antiguo Testamento, como el Salmo 16:10-11, donde David dice: “Porque no dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”. También se expresa en el libro de Daniel, donde se dice: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua” (Daniel 12:2).
  • La visión de Dios cara a cara se menciona también en el libro de Génesis, donde Jacob dice después de luchar con el ángel: “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma” (Génesis 32:30). También se menciona en el libro de Éxodo, donde Moisés habla con Dios cara a cara, como habla un hombre con su amigo (Éxodo 33:11). También se menciona en el libro de Apocalipsis, donde se dice que los redimidos verán el rostro de Dios y del Cordero, y su nombre estará en sus frentes (Apocalipsis 22:4).

Enseñanzas y Lecciones Religiosas

El capítulo 19 de Job nos enseña varias lecciones religiosas y espirituales que podemos aplicar a nuestra vida. Algunas de estas lecciones son las siguientes:

  • Debemos confiar en Dios como nuestro Redentor, que nos ama y nos defiende. Aunque no entendamos sus caminos ni sus propósitos, debemos creer que él tiene el control y que actuará en nuestro favor. Dios es fiel y justo, y no nos abandonará ni nos desamparará.
  • Debemos esperar en la resurrección, que es nuestra esperanza y nuestra victoria. Aunque nuestro cuerpo sea consumido por la muerte, sabemos que Dios nos dará un cuerpo glorioso e incorruptible. Nuestra vida no termina con la muerte, sino que continúa con Dios para siempre.
  • Debemos anhelar ver a Dios cara a cara, que es nuestra recompensa y nuestro gozo. Aunque ahora solo lo conocemos por medio de su palabra y su espíritu, sabemos que un día lo veremos tal como es. Ver a Dios será la mayor bendición y la mayor satisfacción para nuestra alma.
  • Debemos tratar con compasión y misericordia a los que sufren, y no juzgarlos ni condenarlos. No sabemos lo que Dios está haciendo en sus vidas ni por qué les permite pasar por el dolor. Debemos consolarlos con palabras de amor y verdad, y no con palabras de reproche y acusación.
  • Debemos temer a Dios y obedecer sus mandamientos, pues él es el juez supremo y soberano. No debemos hacer injusticia ni violencia a nadie, pues Dios lo ve todo y lo tomará en cuenta. Debemos vivir con rectitud y humildad, pues Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes.

Preguntas para la Reflexión

Para profundizar en el significado espiritual del capítulo 19 de Job, podemos hacernos las siguientes preguntas:

  • ¿Qué significa para ti que Dios sea tu Redentor? ¿Cómo has experimentado su amor y su defensa en tu vida? (Puedes encontrar respuesta en el libro de Rut, en el libro de Isaías y en el libro de Apocalipsis).
  • ¿Qué esperas de la resurrección? ¿Cómo te preparas para ese día? ¿Qué cambios harías en tu vida si supieras que hoy es tu último día? (Puedes encontrar respuesta en el libro de Daniel, en el libro de 1 Corintios y en el libro de Filipenses).
  • ¿Qué sientes al pensar en ver a Dios cara a cara? ¿Qué te gustaría decirle o preguntarle? ¿Qué crees que él te dirá o te preguntará? (Puedes encontrar respuesta en el libro de Génesis, en el libro de Éxodo y en el libro de Apocalipsis).
  • ¿Cómo tratas a las personas que sufren? ¿Les ofreces consuelo y ayuda, o les criticas y les ignoras? ¿Qué puedes hacer para mostrarles compasión y misericordia? (Puedes encontrar respuesta en el libro de Proverbios, en el libro de Mateo y en el libro de Santiago).
  • ¿Temes a Dios y obedeces sus mandamientos? ¿Reconoces tu pecado y pides perdón, o te justificas y te rebelas? ¿Qué puedes hacer para vivir con rectitud y humildad? (Puedes encontrar respuesta en el libro de Salmos, en el libro de Eclesiastés y en el libro de 1 Pedro).

Aspectos Teológicos

El capítulo 19 de Job toca algunos aspectos teológicos que son relevantes para la comprensión del mensaje bíblico. Algunos de estos aspectos son los siguientes:

  • La teodicea: este término se refiere al problema del mal y del sufrimiento en relación con la bondad y la justicia de Dios. El libro de Job plantea la pregunta: ¿Por qué Dios permite que los justos sufran? ¿Es acaso un castigo por sus pecados, o una prueba de su fe, o un misterio insondable? El libro no ofrece una respuesta definitiva, sino que muestra la complejidad y la profundidad del tema. El libro nos invita a confiar en Dios, aunque no entendamos sus caminos, y a dialogar con él, aunque no recibamos una explicación.
  • La redención: este término se refiere al acto de Dios por el cual rescata o libera a su pueblo de la esclavitud, el pecado, la muerte y el juicio. El libro de Job anticipa la obra redentora de Dios, que se cumplirá plenamente en Jesucristo, el Redentor por excelencia. Jesús es el pariente cercano que nos ama y nos defiende, que murió por nuestros pecados y resucitó por nuestra justificación. Jesús es el que nos dará un cuerpo glorioso y nos llevará a ver a Dios cara a cara.
  • La escatología: este término se refiere al estudio de las cosas últimas o finales, como la muerte, la resurrección, el juicio, el cielo y el infierno. El libro de Job expresa una esperanza escatológica, que trasciende los límites de esta vida. Job cree que hay una vida después de la muerte, donde verá a Dios y será vindicado. Job cree que hay un juicio final, donde Dios juzgará a los impíos y recompensará a los justos. Job cree que hay una gloria eterna, donde disfrutará de la presencia y la bendición de Dios.

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