Día 85 - Martes - 31-10-2023 - 1ª De Corintios Capítulo 9 y Capítulo 10
Día 85 - Martes - 31-10-2023 - 1ª De Corintios Capítulo 9 y Capítulo 10 - También En Audio
1ª De Corintios Capítulo 9
¿No soy libre? ¿No soy un apóstol? ¿No he visto a JESÚS Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? Si para otros no soy apóstol, sin embargo para vosotros ciertamente lo soy, porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor. Esta es mi respuesta a los que me acusan: ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿Acaso no tenemos derecho de llevar con nosotros una hermana como esposa, como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O solo yo y Bernabé no tenemos derecho a no trabajar? ¿Quién militó jamás a sus propias expensas? ¿Quién planta una viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta un rebaño y no se alimenta de la leche del rebaño? ¿Acaso digo esto según el hombre? ¿O no dice también estas cosas la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Le preocupan a DIOS los bueyes, o lo dice precisamente por nosotros? Pues fue escrito por causa de nosotros; porque con esperanza debe arar el que ara, y con esperanza de tener su parte el que trilla. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿será mucho si cosechamos de vosotros lo material? Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hacemos uso de este derecho, sino que lo soportamos todo, para no poner ningún obstáculo al evangelio de CRISTO. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y los que sirven al altar, participan del altar? Así también ordenó el Señor a los que proclaman el evangelio, que vivan del evangelio. Pero yo no me he aprovechado de ninguna de estas cosas, ni lo escribo para que se haga así conmigo, porque bueno es para mí mejor morir, que nadie desvanezca mi gloria. Porque si anuncio el evangelio, no me es motivo de gloria, pues me es impuesta necesidad, y, ¡ay de mí si no anunciara el evangelio! Porque si hago esto por propia voluntad, tengo recompensa; y si por obligación, un encargo me ha sido confiado. ¿Cuál, pues, es mi recompensa? Que anunciando la Buena Noticia, presente gratuitamente el evangelio, para no usar mi derecho en el evangelio. Entonces, siendo libre de todos, me hice esclavo de todos, para ganar al mayor número. Es decir, a los judíos me hice como judío, por ganar a judíos; a los que están bajo la ley, como quien está bajo la ley (no estando yo bajo la ley), para ganar a los que están bajo la ley; a los que están sin ley, como sin ley (no estando yo sin ley de DIOS, sino en la ley de CRISTO), para ganar a los que están sin ley. Me hice débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me hice de todo, para, de alguna manera, salvar a algunos. Y todo hago por causa del evangelio, para ser copartícipe de él. ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo recibe el premio? ¡Corred de tal forma que lo obtengáis! Todo aquel que lucha, tiene dominio propio en todas las cosas; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera lucho, no como golpeando el aire; sino que trato con severidad mi cuerpo, y lo reduzco a esclavitud; no sea que, habiendo proclamado a otros, yo mismo quede desaprobado.
1ª De Corintios Capítulo 10
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres estaban todos bajo la nube y todos pasaron por el mar, y en Moisés todos fueron bautizados en la nube y en el mar, y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la Roca era CRISTO. Pero DIOS no se agradó de muchos de ellos, pues quedaron tendidos en el desierto. Y todas esas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no seamos codiciosos de cosas malas, como ellos codiciaron. Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, tal como ha sido escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber y se los hizo levantar a jugar. Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y en un día cayeron veintitrés mil. Ni tentemos a CRISTO, como algunos de ellos lo tentaron, y perecían por las serpientes. Ni murmuréis, tal como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecían como ejemplo, y fueron escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana, pero fiel es DIOS, quien no os dejará ser probados más de lo que podéis; antes bien, juntamente con la prueba proveerá también la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. Os hablo como a sabios, juzgad vosotros lo que digo: La copa de la bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de CRISTO? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de CRISTO? Puesto que el pan es uno, los muchos somos un cuerpo; porque todos participamos del único pan.
Mirad a Israel según la carne. ¿No son partícipes del altar los que comen los sacrificios? ¿Qué digo, pues? ¿Que lo sacrificado a los ídolos es algo? ¿O que un ídolo es algo? Antes digo, que lo que sacrifican, a los demonios sacrifican y no a DIOS, y no quiero que os hagáis partícipes con los demonios. No podéis beber la copa del Señor y la copa de los demonios, no podéis participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. ¿O provocamos a celos al Señor? ¿Acaso somos más fuertes que Él? Todo es lícito, pero no todo conviene; todo es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro. De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, comed todo lo que os pongan delante, sin preguntar nada, por causa de la conciencia. Pero si alguno os dice: Esto es de lo sacrificado, no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y de la conciencia. Pero conciencia, digo, no la tuya propia, sino la ajena. Pues, ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por una conciencia ajena? Y si yo participo con gratitud, ¿por qué soy censurado por aquello de que doy gracias? Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de DIOS. No ofendáis ni a judíos ni a griegos ni a la iglesia de DIOS; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.
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