DÍA 84 - 30-10-2023 Lectúra Bíblica - Marcos Capitulos 3 y 4. También En Audio
DÍA 84 - 30-10-2023 Lectúra Bíblica - Marcos Capitulos 3 y 4. También En Audio
Mateo Capítulo 3
Y entró otra vez en la sinagoga, y estaba allí un hombre que tenía seca la mano. Y lo observaban, por si lo sanaría en sábado, para que lo acusaran. Dice al hombre que tenía la mano seca: ¡Levántate y ponte en medio! Y les dice: ¿Es lícito en sábado hacer bien o hacer mal; salvar una vida, o matar? Pero ellos callaban. Y mirándolos en derredor con ira, profundamente entristecido por la dureza de sus corazones, dice al hombre: ¡Extiende la mano! Y él extendió la mano y fue restaurada. Y de inmediato, saliendo los fariseos con los herodianos, daban consejo contra Él para que lo destruyeran. Pero JESÚS se retiró con sus discípulos hacia el mar. Y mucha gente de Galilea y de Judea, de Jerusalén, de Idumea y de más allá del Jordán, y una gran multitud de los alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo todas las cosas que hacía, acudieron a Él. Y por causa del gentío, dijo a sus discípulos que le estuviera lista una barquilla para que no lo oprimieran porque había sanado a muchos, de manera que cuantos tenían azotes caían sobre Él para tocarlo. Y cuando los espíritus inmundos lo veían, caían ante Él, y gritaban diciendo: ¡Tú eres el Hijo de DIOS! Pero Él los reprendía mucho para que no lo hicieran manifiesto. Y sube al monte y llama a los que Él quería, y fueron a Él. Y estableció a doce, para que estuvieran con Él, y para enviarlos a proclamar, y que tuvieran autoridad para echar fuera los demonios. A Simón (puso por nombre Pedro), y a Jacobo, el de Zebedeo, y a Juan, el hermano de Jacobo (también les puso por nombre Boanerges, esto es, hijos del trueno), a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a Jacobo el de Alfeo, a Tadeo, a Simón el cananita, y a Judas Iscariote (quien también lo traicionó). Llega a una casa, y de nuevo se agolpa una multitud tal, que ellos no podían ni siquiera comer pan. Y oyéndolo sus familiares, salieron para echar mano de Él, pues decían: Está fuera de sí. Y los escribas que habían bajado de Jerusalén, decían: ¡Tiene a Beelzebul! ¡Por el príncipe de los demonios echa fuera demonios! Y llamándolos junto a sí, les decía en parábolas: ¿Cómo puede Satanás echar fuera a Satanás? Si un reino fuera dividido contra sí mismo, tal reino no puede permanecer. Y si una casa fuera dividida contra sí misma, tal casa no podrá permanecer. Y si Satanás se levantó contra sí mismo y fue dividido, no puede estar en pie, sino que tiene fin. Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear sus bienes, a menos que primero ate al fuerte, entonces podrá saquear su casa. De cierto os digo que todo les será perdonado a los hijos de los hombres, y las blasfemias cuantas blasfemen; pero cualquiera que blasfemara contra el Espíritu Santo no tiene jamás liberación, sino que es reo de un pecado eterno. Dijo esto porque decían: Tiene un espíritu inmundo. Y llegan su madre y sus hermanos, y quedándose afuera, lo enviaron a llamar. Y había una multitud sentada a su alrededor, y le dicen: Mira, tu madre y tus hermanos te buscan afuera. Y respondiéndoles, dice: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando en derredor a los que estaban sentados en torno suyo, dice: ¡He aquí mi madre y mis hermanos! Cualquiera que hace la voluntad de DIOS, ese es mi hermano y hermana, y madre.
Mateo Capítulo 4
Otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se reúne ante Él una multitud tan grande, que tuvo que subir y sentarse en una barca en el mar, y toda la multitud estaba en tierra, cara al mar. Y les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas; y en su enseñanza les decía: Oíd: He aquí el sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, aconteció que parte cayó junto al camino, y vinieron las aves y la devoraron. Otra cayó en el pedregal, donde no tenía mucha tierra, y por no tener profundidad de tierra brotó enseguida, pero cuando se levantó el sol, se quemó, y por no tener raíz, se secó. Otra cayó entre las espinas, y las espinas crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Pero otras cayeron en la buena tierra, y daban fruto que crecía y era incrementado; y producían: una a treinta, otra a sesenta y otra a ciento por uno.
Y decía: El que tiene oídos para oír, oiga. Y cuando estuvo a solas, los que estaban con los doce alrededor de Él, le preguntaban acerca de las parábolas. Y les respondía: A vosotros os ha sido dado el misterio del reino de DIOS, pero a los de afuera todo es presentado en parábolas, para que viendo, vean y no perciban, y oyendo, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan, y les sea perdonado. Y les dice: ¿No habéis entendido esta parábola? ¿Cómo, pues, conoceréis todas las parábolas? El sembrador siembra la Palabra, y los de junto al camino son estos: donde se siembra la Palabra, pero cuando la han oído, enseguida viene Satanás y quita la Palabra sembrada. Y los sembrados en los pedregales son estos: los que al oír la Palabra, al momento la reciben con gozo, pero no tienen raíz en sí mismos, son temporales, y luego, cuando llega una tribulación o persecución por causa de la Palabra, enseguida tropiezan. Y otros son los sembrados entre las espinas: estos son los que han oído la Palabra, pero los afanes de la vida presente y el engaño de la riqueza, y las codicias de las demás cosas, entrando, ahogan la Palabra y llega a ser infructuosa. Pero los que fueron sembrados en la buena tierra son aquellos que oyen la Palabra y la reciben, y dan fruto, uno a treinta, y uno a sesenta, y uno a ciento. También les decía: ¿Acaso se trae la lámpara para ser puesta debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ser puesta sobre el candelero? Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni se hizo encubierto, sino para que salga a la luz. Si alguno tiene oídos para oír, oiga. Y les decía: Daos cuenta de lo que oís. Con la medida que medís os será medido, y os será añadido; porque al que tiene, le será dado, y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Decía además: El reino de DIOS es como si un hombre echara la semilla en la tierra, y se acuesta y se levanta, y sin que él sepa cómo, la semilla brota y crece. Por sí misma la tierra es productiva: primero tallo, después espiga, luego grano lleno en la espiga, y cuando da el fruto, enseguida envía la hoz, porque ha llegado la siega. Decía también: ¿Cómo compararemos el reino de DIOS, o con qué parábola lo explicaríamos? Es como un grano de mostaza, el cual cuando se siembra en la tierra, es más pequeño que todas las semillas de la tierra, y cuando se siembra crece, y llega a ser mayor que todas las hortalizas; pero hace grandes ramas, hasta que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra. Y con muchas parábolas como estas les hablaba la Palabra, según podían escuchar. Y sin parábola no les hablaba (aunque a sus propios discípulos les explicaba todo en privado). Y ese mismo día, llegado el atardecer, les dice: Pasemos al otro lado. Y despedida la multitud, lo llevan en la barca tal como estaba, y había con Él otras barquichuelas. Pero una gran tempestad de viento se levanta, y las olas se lanzaban adentro de la barca, hasta el punto que ya la barca se anegaba. Y Él estaba en popa, durmiendo sobre el cabezal. Y lo despiertan y le dicen: ¡Maestro!, ¿no te importa que perezcamos? Y una vez despertado, reprendió al viento, y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! Y el viento cesó y se produjo una calma total. Y les dijo: ¿Por qué estáis amedrentados? ¿Aún no tenéis fe? Y fueron invadidos por un gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién es este, que no solo el viento, sino también el mar le obedece?
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