¡Ay Ariel, Ariel, ciudad que sitió David! Añadid año tras año al ciclo de solemnidades, Hasta que haga que Ariel sea asediada, Y habrá llanto y lamento, Y llegarás a ser para Mí como un ariel. Te sitiaré en derredor, te estrecharé con torres de asedio, Y haré levantar baluartes contra ti. Abatida, gemirás desde la tierra, El sonido de tu voz sonará apagado desde el suelo, Como la voz de un espíritu de ultratumba, Tu voz desfallecerá contra el suelo, pero… De improviso, de repente, El tropel de tus enemigos se convertirá en polvareda, Y la muchedumbre de los que te señorean será paja al viento, Porque de parte de YHVH Sebaot habrá una visitación con truenos y terremoto y grande voz: Vendaval de tormenta y llama de fuego devorador, Y el tropel de las naciones que combaten contra Ariel Y sus trincheras, sus baluartes y sus sitiadores acabarán como sueño de visión nocturna. Como el hambriento que sueña que come y bebe pero despierta hambriento, Como el sediento que sueña que bebe pero despierta con la garganta reseca, Así será el tropel de las naciones que combaten contra el monte Sión. ¡Deteneos y maravillaos! ¡Deleitaos y sed cegados! Están borrachos, pero no de vino. Se tambalean, pero no por licor, Porque YHVH ha derramado sobre vosotros un espíritu de letargo, Y ha cerrado vuestros ojos, ¡Oh profetas! Y ha cubierto vuestras cabezas, ¡Oh videntes! Y esta visión completa os ha venido a ser como palabras del libro que está sellado, Que cualquiera que lo entrega a uno que sabe leer, diciendo: Te ruego que leas esto. Pero él dice: No puedo, porque está sellado. Luego le entregan el libro a uno que no sabe leer, diciendo: Te ruego que leas esto. Pero él dice: No sé leer. Dijo YHVH: Este pueblo me honra con los labios, Pero su corazón está lejos de Mí, Y en vano me reverencian, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. Por tanto, he aquí, Yo procederé a trasladar a este pueblo, Y los trasladaré, y destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé la inteligencia de los entendidos. ¡Ay de los que ahondan sus consejos para ocultarlos a YHVH! Cuyas obras han estado en oscuridad, y que dicen: ¿Quién nos ve y quién nos ha conocido? ¿Acaso no sois como el barro de alfarero? ¿Dirá la figura a su formador: No me has hecho, O la obra al hacedor: No me hiciste inteligentemente? Pronto, muy pronto, el Líbano se convertirá en Carmel, Y el Carmel será considerado un bosque. Aquel día los sordos oirán las palabras del rollo, Y los ojos de los ciegos verán sin tiniebla ni oscuridad. Los humildes volverán a alegrarse en YHVH, Y el más pobre de los hombres se regocijará con el Santo de Israel. Porque no quedarán tiranos, se acabarán los cínicos, Y serán extirpados todos los que se desvelan por hacer el mal; Los que con palabras inducen al hombre a pecar, Y tienden trampas al que defiende en la plaza, Y pervierten la causa del justo con falsas argumentaciones. Por tanto, YHVH, que redimió a Abraham, Dice así a la casa de Jacob: Ya no se avergonzará más Jacob, ni se sonrojará su rostro. Cuando vean lo que hace mi mano en medio de ellos, Santificarán mi Nombre. Sí, santificarán al Santo de Jacob, y temerán al Elohim de Israel. Los extraviados de espíritu tendrán inteligencia, Y los murmuradores aprenderán la lección. ¡Ay de los hijos rebeldes!, dice YHVH, Que hacen planes sin contar conmigo, Que firman pactos sin mi Espíritu, añadiendo pecado sobre pecado, Que bajan a Egipto sin inquirir de mi boca, Buscando la protección de Faraón para ampararse a la sombra de Egipto. Pero la protección de Faraón será vuestra vergüenza, Y el amparo a la sombra de Egipto vuestra confusión. Aunque sus príncipes estén ya en Zoán, Y sus embajadores hayan llegado a Hanes, Todos se sentirán defraudados de un pueblo que de nada les servirá, Pues no son de ayuda ni de provecho, sino de afrenta y hasta de humillación. Carga de las bestias del Néguev: Por tierra hostil y siniestra, De rugientes leones y leonas, De áspides y de alados dragones, Llevan sus riquezas a lomo de asno, Y sus tesoros a giba de camello, A un pueblo que no les será de provecho, A un Egipto cuya ayuda es vana e inútil, Por lo que lo llamé Rahab-Hemsabet. Ahora pues, anda y escríbelo en una tablilla ante ellos, E inscríbelo en un rollo, Para que dure hasta el día postrero para siempre jamás, Porque pueblo rebelde es este, Hijos mentirosos, hijos que no quieren escuchar la ley de YHVH; Que dicen a los videntes: No veáis, Y a los profetas: No profeticéis para nosotros cosas rectas, Decidnos cosas halagüeñas, ¡profetizad ilusiones! ¡Desviaos del camino, apartaos de la senda! ¡Quitad de delante de nosotros al Santo de Israel! Por tanto, así dice el Santo de Israel: Por cuanto despreciáis esta palabra, Y confiáis en la opresión y en la perversidad, apoyándoos en ello, Este pecado os será como una brecha que amenaza ruina Y se extiende de lo alto del muro, Hasta que súbita y repentinamente, se desploma. Lo quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, Hecho trizas sin compasión, Hasta no quedar entre sus pedazos ni un tiesto con que sacar brasas del rescoldo, Con qué sacar agua del aljibe. Pues así decía el Soberano, YHVH, el Santo de Israel: Vuestra salvación está en volveros a Mí y tener calma; Vuestra fortaleza consiste en confiar y estar tranquilos; pero no quisisteis, Sino que dijisteis: ¡No! Huiremos a caballo. Por eso, ¡ciertamente huiréis! Dijisteis: ¡Cabalgaremos en veloces corceles! Por eso, ¡más veloces serán vuestros perseguidores! Mil huirán por la amenaza de uno, Y por la amenaza de cinco huiréis vosotros todos, Hasta que seáis dejados como asta en la cumbre de un monte, Como estandarte en una colina pelada. Pero YHVH espera para otorgaros gracia, y por eso se levanta para compadecerse de vosotros, pues YHVH es Elohim justo. ¡Bienaventurados todos los que esperan en Él! Oh pueblo de Sión que moras en Jerusalén, en verdad nunca más volverás a llorar; en verdad Aquel que es compasivo se compadecerá de ti, y te responderá al oír la voz de tu clamor. Aunque YHVH os dé pan de escasez y agua de angustia, tu Maestro ya no se esconderá más de ti, y con tus propios ojos podrás ver a tu Maestro. Si os desviáis a derecha o izquierda, tus oídos oirán una llamada a la espalda: Este es el camino, andad por él. Entonces tendrás por impuros tus ídolos enchapados de plata y tus estatuas revestidas de oro; los arrojarás como trapo de menstruo, y les dirás: ¡Fuera! Te dará lluvia para la semilla que siembres en el campo; el grano de la cosecha de la tierra será rico y sustancioso; en aquel día tus ganados pastarán en amplios pastizales. Los bueyes y asnos que labran la tierra comerán forraje fermentado, aventado con bieldo y horquilla. En todo monte alto, en toda colina señera, habrá torrentes y cauces de agua, en el día de la gran matanza, cuando caigan las torres. La luz de la Blanca será como la del Ardiente, y la luz del Ardiente será siete veces más intensa, cuando YHVH ponga vendas a la fractura de su pueblo, y cure la llaga que Él le causó. He aquí, después de mucho tiempo, el nombre de YHVH viene con furor abrasador, La palabra de sus labios, rodeada de gloria, palabra llena de furor, El furor de su ira es como un fuego que devora, Su hálito es como un torrente que inunda hasta la garganta, Zarandea a las naciones con zarandeo funesto, Pone brida de extravío en las quijadas de los pueblos. Pero vuestros cánticos resonarán como en atardecer sagrado de solemnidad: El corazón se alegrará como el que marcha al son de la flauta al Monte de YHVH ante la Roca de Israel. Porque YHVH dejará oír la majestad de su voz y mostrará el desplome de su brazo Con ira e indignación, con llamas de fuego devorador, con turbión y tempestad y granizo.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Porque YHVH dejará oír la majestad de su voz y mostrará el desplome de su brazo Con ira e indignación, con llamas de fuego devorador, con turbión y tempestad y granizo. A causa de la voz de YHVH, Golpeados con el cetro, Assur será hecho pedazos, Y cada golpe del cetro justiciero que YHVH descargue en ellos, Será acompañado con panderos y con arpas, Cuando se enfrente a ellos en la tumultuosa batalla, Porque desde hace mucho tiempo, también para Moloc está listo un banquete: Preparado en un pozo ancho y profundo, con abundante leña, Que el soplo de YHVH encenderá cual torrente de azufre. ¡Ay de los que bajan a Egipto por socorro, Y confían en caballos y en carros, porque son muchos, Y en jinetes, porque son fuertes, Y no se fijan en el Santo de Israel, Y no consultan a YHVH! Pues Él también es hábil para enviar desgracias, Y no revoca su Palabra: Se alzará contra una casa de malvados, Contra un auxilio de malhechores. Los egipcios son hombres y no dioses, Sus caballos son carne y no espíritu. YHVH extenderá su mano y el protector tropezará, Y ambos perecerán, Pues así me ha dicho YHVH: Como gruñe el león o el cachorro con su presa, Y no se amedrenta por el griterío de los pastores que viene contra él, Ni se intimida por su tumulto, Así descenderá YHVH Sebaot A combatir sobre el monte Sión, Sobre su cima. Como ave que revolotea, Así amparará YHVH Sebaot a Jerusalén, Amparando y salvando, Perdonando y libertando. ¡Volveos a Aquel de quien tan radicalmente os habéis apartado! Aquel día cada cual rechazará con desprecio Sus ídolos de plata y sus ídolos de oro, Que vuestras manos os hicieron. Assur caerá con espada, pero no de hombre, Espada no de mortal la devorará, Y si sus jóvenes escapan de la espada, Llegarán a ser tributarios. Su roca escapará despavorida, Sus príncipes quedarán espantados ante su estandarte, dice YHVH, Que tiene su hoguera en Sión, Y su horno en Jerusalén. He aquí para justicia reinará un rey, Y sus príncipes presidirán en juicio. Aquel varón será como abrigo del viento, Como refugio contra la tempestad, Como corrientes de aguas en tierra seca, Como sombra de roca maciza en tierra calurosa. Los ojos de los que ven no estarán cerrados y los oídos de los que oyen atenderán. El corazón del imprudente aprenderá sensatez, La lengua tartamuda hablará con soltura y claridad. Ya no llamarán generoso al mezquino, Ni tratarán de excelencia al tramposo. Pues el necio dice necedades, Y su corazón maquina iniquidades, Para cometer impiedades, Para blasfemar contra YHVH, Al dejar vacío al hambriento, Al privar de agua al sediento. Perversas son las armas del canalla, Con tramoyas inicuas enreda al simple, Con palabras de calumnia al desvalido, Cuando este defiende su derecho. En cambio, el noble tiene planes nobles, Y está firme en su noble sentir. ¡Oh mujeres indolentes, levantaos! Damas confiadas, escuchad mis razones y oíd mi voz: Dentro de un año y unos días, Las confiadas temblaréis: Se acabará la vendimia y no habrá cosecha. ¡Estremeceos las despreocupadas! ¡Temblad las que vivís confiadas! ¡Desnudaos del todo y ceñíos un sayal! Golpeaos el pecho en duelo por los campos deleitosos, Por las viñas fecundas, Por las tierras de mi pueblo donde crecerán zarzas y espinos; Sí, por todas las casas alegres Y por la ciudad divertida. El palacio quedará vacío, Y la ciudad populosa, desierta, El collado y la atalaya, convertidos en baldíos para siempre, En delicia de asnos y pastizal de rebaños. Hasta que se derrame sobre nosotros un hálito de lo alto, Y el desierto se convierta en un vergel, Y el vergel se cuente como bosque. En el desierto morará la justicia, y el derecho habitará en el vergel. El efecto de la justicia será la paz, El resultado de la justicia será la calma y seguridad perpetuas. Y habitará su pueblo en ciudad de paz, Y morará allí confiadamente, Y tendrán reposo en medio de riquezas. Pero caerá granizo; El bosque será talado; La ciudad será totalmente abatida. ¡Cuán bienaventurados seréis vosotros, Que habréis sembrado junto a todas las aguas, Dando suelta al buey y al asno! ¡Ay de ti!, que despojas, pero nunca fuiste despojado, Que traicionas, pero nunca fuiste traicionado, Cuando acabes de despojar, serás despojado, Cuando acabes de traicionar, serás traicionado. ¡Oh YHVH, ten misericordia de nosotros, porque en ti esperamos! ¡Sé nuestro brazo cada mañana, y nuestra salvación en el peligro! A tu voz atronadora se desbandaron los pueblos, Al levantarte Tú se dispersaron las naciones, Y se recogía el botín como se recoge el saltamontes, Se abalanzan a él como avalancha de langostas. Excelso es YHVH, porque mora en lo alto, Él ha llenado a Sión de equidad y justicia. La fidelidad será su adorno, La sabiduría y el conocimiento su provisión salvadora, Y el temor de YHVH será su tesoro. He aquí, en vuestro temor serán aterrorizados, Serán aterrorizados aquellos que temíais, Enviarán mensajeros pidiendo paz, Llorando amargamente, implorando paz. Porque sus caminos habrán sido desolados, Y, anulado su pacto, Habrá cesado el terror de los gentiles, Y nunca más los tendréis en cuenta. La tierra lamenta, El Líbano está avergonzado, El Sarón se tornó un desierto, El Basán y el Carmelo sacuden el follaje. Ahora me levantaré, dice YHVH, Ahora me exaltaré, Ahora seré engrandecido. Habéis concebido hojarasca, pariréis paja, Y vuestro propio resoplido prenderá un fuego que os devorará. Los pueblos serán como combustiones de cal, Como espinos cortados que arden en el fuego. Los de lejos oyeron lo que hice, Los de cerca conocieron mi fuerza, Aterrados están los pecadores en Sión, El temblor se apoderó de los impíos. ¿Quién de nosotros habitará en un fuego que consume? ¿Quién de nosotros habitará entre las ascuas eternas? El que anda en justicia y habla rectitudes, Que rehúsa con desprecio el lucro de opresiones, Que sacude su mano para rechazar el soborno, Que tapa su oído a propuestas sanguinarias, Que cierra sus ojos para no ver maldad: Ese morará en las alturas, Su refugio será en picachos rocosos, Se le dará su pan, y su agua estará segura. Contemplarás al Rey en su gloria, Y tus ojos verán una tierra de grandes extensiones. Tu corazón meditará sobre el horror pasado, y dirá: ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el recaudador? ¿Dónde, el que registra las torres? Ya no verás más a aquel pueblo fiero, Aquel pueblo de lengua oscura, que no se entiende, Que pronuncia un lenguaje incomprensible. He aquí Sión, la ciudad de nuestra salvación: Tus ojos contemplarán a Jerusalén, ciudad rica, Tiendas que no serán sacudidas, Cuyas estacas nunca serán arrancadas, Cuyas cuerdas no serán soltadas. Porque allí YHVH es nuestro capitán, En un lugar de ríos de anchas corrientes, Donde no surcan galeras de remos Ni los cruza la nave capitana, Pues sus jarcias, aflojadas, No pueden sujetar el mástil ni desplegar las velas, Porque YHVH es nuestro Juez, YHVH es nuestro Legislador, YHVH es nuestro Rey, Él mismo nos salvará. Entonces el ciego repartirá copioso botín, Y aun los cojos se darán al saqueo, Y ningún habitante dirá: Estoy enfermo, pues al pueblo que allí habita le habrá sido perdonada su culpa.
Entradas populares
Estudio Bíblico 1ª de Samuel del Capítulo 6 al 10
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario